Si en el mundo la lucha contra el dopaje esta muy limitada, en el país ni si quiera existe.
El futbol, obligado por los estatutos de la FIFA, y el ciclismo, en las pruebas internacionales reconocidas por la UCI, realizan controles con cierta regularidad.
Más esporádicamente se hace en el levantamiento de pesas.
Ahí acaba la lista de disciplinas donde hay controles contra el uso de dopaje en Costa Rica, afirma el experto Félix Murillo, quien además pone en duda la validez de muchas de esas pruebas.
Varios intentos de crear una institución encargada de velar por este tema en el país han generado una Comisión Nacional del Control del Dopaje en el Deportes, que vergonzosamente se fue en blanco el año pasado: ni una prueba pudo realizar por falta de financiamiento del Estado.
Así lo reconoció Cristian Moraga, de la Comisión, recientemente en un reportaje de La Nación.
Costa Rica ratificó la Convención internacional contra el Dopaje en el Deporte, explicó Murillo, pero ha sido inefectiva en la creación de un órgano que realmente detecte el uso de sustancias prohibidas.
La ratificación significa que el país debe pagar cuotas para la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y de la división regional del organismo.
También debería disponer fondos para la realización y evaluación de pruebas en el país. Pero en eso no se esta cumpliendo.
Existe la salvedad de las pruebas que realiza el Comité Olímpico Nacional (CON) a los atletas que representan el país.
Siempre inocentes. Quizá la inexistencias de los controles debidos propicia el hecho de que hayan pocos casos de deportistas ticos encontrados con dopaje.
Lo curioso es que son ínfimos los casos de aquellos que han aceptado haberlo hecho.
Claudia Poll sigue peleando por su inocencia, mientras que Juan de Dios Castillo, el segundo caso reportado en el país, sigue culpando a las pruebas de su positivo.