"Cuando me resbalé y caí al río, la corriente me arrastró. Al empezar a tomar velocidad, decidí soltar la bicicleta, en ese momento pensé que iba a morir. Me dije, no puede ser que muera en un río en Costa Rica".
Así relató Mike Lyons, pedalista de 53 años, los momentos de angustia que pasó al verse impotente en el cauce del río Carara, lo que provocó que se extraviara el pasado jueves en la primera etapa de la Ruta de los Conquistadores, entre playa Herradura en Garabito y Atenas de Alajuela.
Con vendas en ambos brazos, sus piernas llenas de rasguños y sus plantas de los pies heridas, Lyons contó, desde su cama en el hospital Cima, en Escazú, lo que vivió en las 30 horas que estuvo perdido en la montaña, con solo una bebida energética en su camelback y una firme decisión por sobrevivir en su mente.
"Para mí todo inició normal, hablé con mi amigo Román Urbina (organizador de la competencia) antes de la partida de la carrera, quien me enseñó las fotografías de sus hijas. Comencé la prueba, la cual transcurría sin problemas; yo esperaba una competencia dura, había ascensos muy fuertes en los que me bajé de la bicicleta, pero todo iba bien", recordó Lyons.
El estadounidense confesó que la alta humedad empezó a hacer mella en sus fuerzas, aún así siguió avanzando y ayudó a una corredora a subir su bicicleta a una especie de pared, donde el barro casi le llegó a las rodillas, incluso volteó a ver si alguien más requería asistencia. En ese momento, era cerca del mediodía.
"Antes de llegar al río me iba sintiendo mal, me quedé atrás del grupo y al intentar cruzarlo, me resbalé. La corriente me arrastró unos 200 metros y al tomar velocidad sabía que tenía que soltar la bicicleta, en ese momentó pensé que iba a morir. Me dije, no puede ser que muera en un río en Costa Rica", contó el estadounidense.
"Como me crecí en Colorado (EE. UU.), tenía un poco de experiencia en situaciones de este tipo y sabía que debía flotar y poner mis pies por delante para no golpearme la cabeza. Perdí mis zapatos y mis pies recibieron los golpes y las cortaduras por las rocas, pero tenía a salvo mi cabeza, hasta que de pronto quedé prensado entre el tronco de un árbol y una gran piedra, con el agua al pecho. En ese momento sabía que no me iba a ahogar".
Agotado por el esfuerzo y tratando de reponerse, Mike estuvo por más de una hora atrapado entre el árbol y la piedra que lo detuvo. Sus pies, en aquella posición, no tocaban el fondo del río, sin embargo, a como pudo, tomó fuerzas para impulsarse y subirse a un tronco, donde perdió el conocimiento por el esfuerzo realizado.
"Cuando volví a estar consciente, había pasado como una hora, quizás más, entonces a como pude me arrastré hasta la orilla, era como una pared de roca, por lo que no pude subir, ante eso decidí quedarme allí, me sentí a salvo y traté de descansar. Me volví a quedar dormido y cuando me desperté, me di cuenta que el cauce del río estaba subiendo, por lo que tenía que buscar un lugar más alto", añadió.
"A como pude me impulsé de unas ramas y, aunque tenía espinas que hirieron mis manos, me aferré para no caerme hasta que pude llegar a un lugar más alto, tomé un poco de Citomax (bebida energética) que tenía en el camelback, el cual no había perdido, y al estar oscureciendo sabía que debía prepararme para pernoctar”.
Lyons pensó en la manera de estar a salvo y dormir un poco, por lo que ideó amarrarse a un árbol.
"Me amarré con el camelback en una posición como montado a caballo, la idea era no caerme. En la noche escuché los monos, observé las luciérnagas que me rodearon, pero estuve tan cansado que me dormí hasta el día siguiente, ni siquiera sentí frío. Me han preguntado cuáles eran mis pensamientos en ese momento; yo solo tenía en mente sobrevivir, solo los que van a morir recuerdan a sus familiares, yo no lo hacía pues quería vivir".
No darse por vencido. Al despertar al día siguiente, Mike analizó su situación y preparó una estrategia para salir de allí. Tenía claro que debía subir la montaña y buscar la salida a como diera lugar para encontrar ayuda.
"Tenía mis pies heridos, me costaba caminar entre la maleza y me era muy difícil dar cada paso, era un suplicio, me sentí agotado y al bajar la montaña me di cuenta que había que cruzar otro río. Por algunos momentos lo pensé, pero al final descansé un poco y lo crucé nadando despacio, porque el agua me llegaba al pecho y no quería pasar por la misma situación".
Sin embargo, a pesar del esfuerzo, Mike estaba desorientado y sin darse cuenta había caminado en círculo por alrededor de siete horas; su esfuerzo parecía haber sido en vano al volver al punto de donde salió del río.
"Cuando me vi en el mismo lugar, tomé la decisión de seguir la vereda del río a mi izquierda, avancé despacio, lo que me dieran mis fuerzas, iba casi arrastrando las piernas. De pronto todo se tornó muy oscuro, pensé que iba a anochecer, pero en realidad estaba por llover, corté unas hojas para hacerme una cama y me quedé dormido por la fatiga", añadió.
"De pronto un ruido me desepertó. Al principio por el cansancio no lo distinguí, pero era un vehículo, supe que estaban cerca de mí. Duré unos 20 minutos para levantarme, tenía naúsea, vomité, pero caminé un corto trecho hasta un camino, allí me volví a recostar con la esperanza de que me encontraran y fue cuando apareció el grupo de rescate que me sacó y me llevó al hospital", recordó.
En el centro médico, Mike Lyons, quien es dueño de una pizerría y tiene 30 años de practicar el ciclismo, de ellos 14 en el mountain bike, se recupera de sus heridas en las extremidades e incluso de un problema en los riñones debido al esfuerzo.
"Los doctores me dijeron que tengo afectado un riñón debido al esfuerzo de los músculos, pues estos crearon una toxina, la cual deben controlarme. Si hubiese permanecido un día más en la montaña, habría sido mortal para mí, pero lograron sacarme justo a tiempo".
"Tengo claro que Dios jugó un papel grande en está historia, sé que muchas familias oraron por mí, tanto de Costa Rica como de otros países y de mi hogar. Esas plegarias fueron escuchadas y pude salir de ese lugar con vida".
Al consultarle al pedalista si se arrepiente de tomar parte en la Ruta o si volvería a tomar la partida, por algunos segundos medita su respuesta. Recordó su primera prueba de ciclismo de montaña, en las 100 millas de Colorado, Estados Unidos.
"No me arrepiento, lo que no me gusta es estar hospitalizado. La primera vez que competí en Colorado no terminé, no me fue bien, sin embargo,volví a hacer la carrera. En el caso de la Ruta no lo sé, hoy no puedo decir si volveré o no".