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Mientras Christopher Froome cruzaba la línea de meta las cámaras de televisión se detuvieron en el gesto de Alberto Contador, presa de la incredulidad y la resignación.
El español, en su mejor esfuerzo y repitiendo los riesgos de una jornada atrás, había logrado arrebatarle el podio a un magnífico Joaquim Purito Rodríguez por menos de un segundo, pero nada de eso alcanza contra Froome.
El jefe de filas del Sky nuevamente golpeó el ánimo de la caravana con una contrarreloj rendida ante su ritmo demoledor, 32 kilómetros de mal clima, ascensos y cerradas curvas que le valieron 9 segundos más en su gorda buchaca.
Contador, dueño de la ilusión del Saxo-Tinkoff, jugó todas sus cartas en pos del milagro, primero con la negativa a cambiar de bicicleta (utilizó solo la de contrarreloj) y luego con un apurado ritmo sobre el asfalto mojado.
Froome, quien parece haber hecho del amarillo su uniforme, sí tomó la precaución de iniciar la prueba en la bicicleta normal y luego cambiar a la “cabra” de contrarreloj, una maniobra con la que sacrificó una fracción de tiempo que para nada extrañó en el cierre.
Historia. Con ese panorama es que el pelotón del Tour de Francia recibirá este jueves el inédito doble ascenso al mítico Alpe d’Huez, un cuestionado homenaje a la edición del centenario que sin duda tendrá al mundo del ciclismo en vilo.
Ahí, sobre la cumbre más complicada que el deporte de los pedales ha conquistado, será donde Froome debe demostrar si puede llegar como líder a París o si habrá un cambio de camiseta en el cierre.
Purito, Contador, Alejandro Valverde y Nairo Quintana son los llamados a montar la pelea contra la hegemonía de Sky, pero al final se sabe que serán los Alpes el último juez de la ronda gala.
Ahí también estará Andrey Amador, haciendo historia como el gran abanderado del ciclismo tico y centroamericano en una jornada de peligro, pues nunca antes el pelotón tuvo que bajar de Huez.
