San Gerardo de Rivas. Pérez Zeledón. Un grito en la montaña fue el preludio de una tragedia y el fin de un apasionado de la carrera de montaña del Chirripó.
Manuel Antonio Castro Sibaja falleció ayer a sus 54 años mientras descendía de la cuesta Los Arrepentidos, en la edición 27 de la competencia.
Amigo de las bromas, con una inseparable rata negra de plástico, era quien ponía el humor en las competencias, sin embargo, ayer a 200 metros del mojón del kilómetro 13, al parecer su corazón no aguantó más y su cuerpo quedó inerte en la polvorienta cuesta.
Castro, quien animó la cena de pastas de la tradicional prueba de montaña durante 14 años con sus ocurrencias y su pequeña amiga de plástico, de quien recibió su sobrenombre, dejó un vacío entre los corredores quienes no daban crédito a la fatal noticia.
Didier Gutiérrez conocía muy bien a Ratica, con quien compartió varias ediciones del Chirripó y otros eventos pedestres.
“Durante la cena del viernes lo observé bromeando como siempre, pero al mismo tiempo como ido, estaba pensativo”, recordó Gutiérrez dolido por la noticia.
“Durante la carrera me lo topé precisamente al inicio en Los Arrepentidos, él iba subiendo y yo de vuelta. Le pregunté cómo se sentía y me dijo que estaba mal. Ahora me dieron la noticia y quedé muy sorprendido”, agregó Gutiérrez.
Rolando Monge, comentarista de radio Sinaí y quien estaba en Base Crestones cuando al corredor le pusieron el brazalete como señal de que cumplió con la primera parte del recorrido (17 km), recordó que Castro no perdió su buen humor pese al cansancio.
“Cuando llegó a Base Crestones con otro grupo de corredores, prácticamente eran los últimos y así lo dijimos en la transmisión, entonces al escucharlo me dijo: ‘Qué ingrato, así nos animan para que terminemos, qué bárbaro’, dijo sonriendo y se marchó”, relató el comentarista radiofónico.
Lesmes Marín, presidente del Comité Organizador de la prueba, contó que durante las 14 ediciones en que Castro corrió Chirripó, se hospedó en sus cabinas y siempre destacó por sus ocurrencias.
“Estuvimos conversando cuando servimos el desayuno. En son de broma le dije que estaba más gordito. Él me contestó: ‘solo un poco, pero igual estoy corriendo y pronto estaremos en forma de nuevo porque siempre voy a correr Chirripó’. Sin duda, esta era su competencia preferida”, señaló Marín.
El cuerpo de Castro fue descendido a caballo durante cinco horas y a eso de las 6:38 p. m. llegó al punto conocido como El Termómetro.
Ahora las autoridades correspondientes harán la investigación para determinar las causas de su muerte.
Para Ratica fue el último viaje por su querido Chirripó, al cual desafió con valor.