Alajuela. Alajuelense hizo ayer lo que nadie logró antes en todo lo que va del Verano 2013 : ponerle el freno al puntero del torneo, Cartaginés .
Lo hizo con plena justicia, para los que son más pragmáticos; con claridad en el marcador, para los que ven más la matemática; y con conceptos de futbol moderno, para los que les gusta la táctica.
La Liga golpeó ayer a los brumosos 2-0, en un Morera Soto a reventar. Sin duda el público, reconoció a todas luces la importancia del duelo entre el campeón y el líder.
Sin embargo, quizás antes de los número que ahora arroje la tabla de posiciones, lo más destacable es que la victoria se fabricó con base en su sello de los últimos años: el futbol por los costados.
Ya es hora de que el aficionado manudo se olvide de aquel espacio reducido en el centro del campo de hace una década. Por ahora, eso los erizos solo lo ofrecen en esos últimos minutos en los que el partido está completamente resuelto.
Pero es que la velocidad que tiene en su planilla le permite jugar así; es lo que mejor se le adapta, lo que mejor hace. Y lo hace muy bien, valga la mención. De ahí que esa sea la fórmula con la que tratan de romper cualquier cerrojo.
Tal situación no tenía porqué cambiar contra los brumosos.
La combinación Cristopher Meneses y Álvaro Sánchez por el lado izquierdo y José Andrés Salvatierra y Allen Guevara por el derecho fue durísima de contener para los blanquiazules. Decenas de ataques entraron por esas rutas.
Opciones. De hecho, el marcador no se movió antes solo porque Armando Alonso, uno de los que cierra la pinza por adentro (el otro es Jerry Palacios), no lo quiso: falló dos que estaban “muertas”.
Empero, el dominio manudo fue más que claro todo el partido.
Cartaginés no tuvo la posibilidad de hacer lo que venía haciendo en los compromisos previos. Primero, por la intensidad en ataque ya mencionada de su oponente; segundo, porque el empeño por recuperar la pelota fue igual.
No obstante, una de las razones por las que Cartaginés logró lo que logró hasta ahora es por su defensa. Cuatro goles en diez partidos, por lo menos antes del de anoche, son cifras extraordinarias que a estas alturas jamás se pueden discutir.
Pero hay un límite para todo y los alajuelenses llevaron a los brumosos hasta allí. Luego los empujaron para verlos caer.
Los dos goles, ambos asistidos por Guevara y anotados por Sánchez (59’) y por Diego Calvo (84’), fueron simplemente el resultado de la insistencia y superioridad que demostró el equipo manudo.