Su amor por los Cachorros de Chicago inició en los años 80. A Cartaginés le juró lealtad de toda la vida. El tico Óscar Alvarado vivió en carne propia el rompimiento de la maldición de los 108 que tenían los Cubs de no ganar un título de Serie Mundial.
Alvarado mezcló sus dos grandes pasiones deportivas en una sola manta. La alistó y disfrutó de dos partidos en el Wrigley Field.
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El aficionado, de 46 años, llegó a Chicago con el objetivo de presenciar cómo de quitaban de encima 108 años sin celebrar a lo grande y lo consiguió.
"Cuando llegaron a la final me puse a conseguir las entradas. Fue una experiencia única poder disfrutar de los dos juegos. Me encantó el ambiente y todo lo que envuelve una Serie Mundial", contó Alvarado a La Nación.
El costarricense aseguró que su manta dio de qué hablar en las graderías del estadio gringo. "La idea surgió cuando Cartaginés le ganó a la Liga, ahí se rompieron 18 años y decidí mezclar las dos cosas. La gente me decía cosas bonitas por la creatividad".
Alvarado presenció la derrota del sábado y la victoria del domingo, partido que cambió el rumbo y dio impulso para la remontada.
"Fue un balde de agua fría, era el primer partido al que iba y pasaba eso, pero por dicha el domingo la historia fue distinta. El sábado, en la última entrada aún se creía en la remontada, al final la gente salió tranquila, no había derrotismo y por eso el día siguiente se logró la victoria", relató.
Y agregó: "El partido del domingo se hizo con mucho optimismo, todo se alineó para empezar a soñar y fue lindísimo ver esa esperanza de la gente, inclusive en los momentos complicados".
El seguidor de los Cubs contó que en las calles en cada partido se sentía un aire especial. "Había un gran ambiente, alrededor del estadio todo era felicidad, la gente estaba muy ilusionada por verlos ganar y así fue".