Desde hace 10 años ningún equipo ha ganado dos Super Bowls seguidos, tampoco hay quien haya repetido en la gran cita. Aunque parece que este año los Seahawks podrían romper el encanto.
La poderosa defensa de Seattle debería poder cargar hasta la postemporada, donde la juventud, el talento y la confianza de este equipo elimina la palabra imposible de la ecuación.
Utilizaron las selecciones del Draft para mejorar en el punto flaco del equipo, que era la ofensiva aérea, y sumaron opciones al versátil mariscal Russell Wilson.
Eso sí, el calendario no fue amable y les deparó una dura seguidilla hacia el final de la temporada: enfrentarán dos veces a los principales rivales de la división, los 49ers, entre finales de noviembre e inicios de diciembre. También jugarán por esos días contra Eagles, Cardinals y Chiefs.
Precisamente, una de las principales piedras en el camino de Wilson y compañía será San Francisco, con el que rivaliza por reinar en la fuerte División Oeste.
El mariscal Colin Kaepernick recibió un nuevo contrato de $126 millones y la obligación de que los 49ers vuelvan a ser invencibles en enero y febrero. Ya no basta llegar al Super Bowl como hace dos años ni al juego de campeonato de la Nacional, como el año pasado.
Grandes rivales. El talento de Aaron Rodgers mantiene a los Packers en la élite de la liga pero las lesiones, incluso del mismo mariscal, han aguado año tras año la fiesta de los Cabezas de Queso.
Con la llegada del defensivo Julius Peppers para unirse a Clay Matthews, Green Bay se convirtió en la amenaza más inminente para el doble reinado de los Seahawks.
Además, Rodgers contará con más apoyo en la ofensiva terrestre gracias al corredor Eddie Lacy.
Por los demás, la Nacional será disputada por los talentosos Eagles, la ofensiva de Drew Brees y sus Saints, y, quizá, Cowboys.