Sin ser una ventaja definitiva, la Liga dio un salto enorme hacia la final del Torneo de Invierno 2012. Lo hizo con un solitario, pero suficiente gol de Johnny Acosta, por medio de un cabezazo, al 35’.
Alajuelense ganó por marcador de 1-0 en el Estadio Nacional, ayer casa teórica de los limonenses, pero en la práctica de los manudos. Comparando el volumen de aficiones, no queda duda.
Ahora los rojinegros deberán rematar la serie en su casa, el Alejandro Morera Soto, donde deberían ser más favoritos de lo que eran antes de este último duelo.
Los erizos hicieron lo suyo durante gran parte del duelo: transitaron la pelota de lado a lado, esperando la mejor oportunidad. Muchas veces acertaron con el toque, en otras hasta abusaron. Sin embargo, todo era parte del plan. Había que tratar de sacar a Limón desde atrás, invitarlo a presionar.
Pero los caribeños, por lo menos en el primer tiempo, nunca cayeron en la trampa. El joven técnico Luis Fernando Fallas no picó en el reto que le lanzó su contraparte Óscar Machillo Ramírez.
De hacerlo, le daba más espacio a las piernas de Allen Guevara y Álvaro Sánchez para correr y a los cerebros de Christian Oviedo y Pablo Antonio Gabas para pensar.
Casi. Defensivamente, los caribeños la hicieron casi perfecta. De ahí los mínimos números que inscribió la pizarra en su contra.
¿Por qué casi? Irónicamente, por la misma razón de dos líneas atrás: aún solo recibiendo un gol, se puede perder un partido vital.
El problema “local” surgió en el ataque, zona de la cancha que básicamente es la que da el boleto y no solo la que lo mantiene vivo.
Ese período inicial mostró respeto de un equipo a otro. O quizás temor al error de aventurarse en la ofensiva. Lo cierto es que la Tromba no tuvo la misma intensidad que normalmente tiene en su verdadero hogar, el Juan Gobán.
Eso sí, que no se entienda como crítica, pues nadie puede decir que ante la situación económica de Limón, haya sido un error mover la sede. Más bien, a quién no le puede alegrar la taquilla que hicieron.
Con uno a favor, la Liga quiso ampliar, pero tampoco fue enfática en esa búsqueda. No es su costumbre. Prefieren la seguridad.
La respuesta de Limón fue el ingreso de Kurt Bernard en el complemento, que sirvió para nivelar la posesión y pisar el área.
El cambio le metió hasta más emoción el partido. La suficiente para que la Liga terminara transpirando en los minutos finales.
No obstante, la solidez de los erizos en las últimas fechas volvió a aparecer. Un equipo con talento, experiencia y que “jala” hacia el mismo sueño es difícil de derrotar.