Yeltsin Tejeda ya se acostumbró al sabor del arroz y los frijoles de Francia, pero anhela volver a disfrutar unos patacones preparados por su madre, Rocío Valverde.
El jugador repasó con La Nación su actualidad en tierras europeas, donde ya tiene seis meses de jugar con el Evian galo.
Tejeda es un amante de la cocina caribeña, por lo que los patacones no pueden faltar en su mesa. Sin embargo, al estar en Francia, confesó que es difícil comerlos con la frecuencia que lo hacía antes.
“Hay restaurantes de comida internacional y se consiguen plátanos para hacer patacones, pero no es igual a Costa Rica. Cuando pueden, mis familiares me ayudan a decirme cómo se hacen, aunque no es igual”, contó entre risas.
En cuanto a comunicarse en francés, el tico manifestó que ya entiende el idioma, sin embargo todavía no se anima a hablarlo mucho.
El mundialista de Brasil 2014 asiste dos o tres veces por semana a clases de francés, dependiendo de si tiene encuentro los miércoles.
“Al principio no entendía nada, pero tengo tres compañeros que hablan español y ellos me ayudaban. Yo he estudiado y ya entiendo lo que el entrenador me dice. También me hablan en inglés”, relató.
El contención vive en Evian-les-Bains, localidad que está en la frontera de Francia con Suiza.
De hecho, el apartamento del costarricense tiene atrás el imponente lago Lemán, el cual sirve de límite fronterizo para esas naciones.
“Hay que salir bien equipado con los guantes y camisas térmicas, porque el frío es impresionante. He tenido que comprar zapatos, bufandas y ropa especial para vivir acá. Aquí las casas deben tener calefacción, porque de lo contrario no se podría vivir”, dijo.
En cuanto a lo que hace en su tiempo libre, el deportista comentó que no es de salir mucho y que el principal atractivo turístico de la ciudad son los bellos paisajes naturales.
“La verdad me he sentido muy bien. Estos meses se me han pasado muy rápido, me he sentido como en casa, debido a que los compañeros me han tratado de gran forma”, concluyó.
Así, Tejeda disfruta de su primer paso en el fútbol internacional, el cual además representa un crecimiento cultural.
El limonense extraña sus raíces, pero no se deja vencer pues está cumpliendo un sueño.