Hace varios años, tras la victoria de Limón sobre Barrio México que definió el retorno del equipo limonense a la Primera División, final de la Liga de Ascenso que se realizó en el Estadio Nuevo de Limón, nos dimos a la tarea de transmitir vía Internet la crónica de ese partido. Con ese propósito hicimos escala en un restaurante, a la vera del camino, de regreso a San José.
Ahí nos encontramos, por casualidad, a la delegación mexicanista, que también viajaba a la ciudad capital.
Mientras redactábamos las primeras líneas y nuestro fotógrafo enviaba las fotos correspondientes, lleno de curiosidad, se nos acercó Víctor Bolívar, a la sazón arquero mexicanista, quien por razones reglamentarias no había tomado parte en ese juego.
En medio del trajín en aquella improvisada sala de redacción, prudente, respetuoso de nuestro trabajo periodístico, pero con vivo y genuino interés, Víctor siguió paso a paso las fases, para nosotros usuales, de redacción y ensamble de la crónica y de las fotografías en la página del periódico, desde nuestras computadoras portátiles.
“¡Qué interesante! Aquí estamos viendo la página como saldrá mañana, ¿verdad?”, consultaba y comentaba el guardameta, gratamente sorprendido de los avances de la comunicación colectiva.
Esa vez ha sido la única en la que he tenido oportunidad de conversar con el hoy portero titular de Carmelita.
Y, precisamente, después de mirar por la televisión la reseña del meritorio triunfo verdolaga ante Limón en el horno del Juan Gobán, el miércoles pasado, con la fenomenal actuación de Bolívar, acudió a mi memoria la ocasión descrita. Y debo decir que hoy me alegra muchísimo destacar la superación personal y deportiva de este muchacho, para quien las cosas no han sido nada fáciles.
Lo importante, lo trascendental y lo que desde esta tribuna celebro, es que Víctor Bolívar ha sabido emerger de la oscuridad en la que el insulto anónimo, irracional y artero, lo ha intentado consumir.
En este certamen de Verano, Bolívar ha ratificado, con reflejos felinos, ubicación y un buen caudal de experiencia, que es un arquero extraordinario y que le queda todavía mucho por aportarle al fútbol y también a la sociedad, sea en Carmelita o en otro equipo en el que milite en el futuro.