El reloj marca las 11:56 a. m. en Nepal, la tierra se sacude con una fuerza devastadora hasta registrar un terremoto de magnitud 7,8.
El poder del sismo, ocurrido el sábado anterior, se extiende al país vecino, India, donde juega el costarricense Carlos Hernández.
A pesar del movimiento, Hernández no lo percibe ya que en Goa, la ciudad donde vive el terremoto no se sintió.
Sin embargo, otra historia habría vivido el volante de haber viajado con su equipo a Calcuta, donde debía saldar un compromiso por la liga local.
“Yo me quedé en Goa porque estoy lesionado, pero mi equipo (Dempo Sport) estaba en Calcuta. Me enteré del terremoto porque un compañero me llamó y me dijo que tuvieron que evacuar el hotel, que ahí se sintió bastante duro y feo y que estaban muy asustados por lo que pasó”, contó el mediocampista en entrevista con La Nación.
Según el jugador “gracias a Dios no estuve ahí pero estoy muy dolido al ver que ya van casi 2.000 personas muertas. Ha sido bastante feo todo lo que ha pasado por acá”.
Hernández detalló que en la zona donde reside pocos hablan del terremoto y que incluso un taxista se enteró por él de lo acontecido en territorio nepalí.
No obstante al encender el televisor la situación cambia ya que todos los noticieros mantienen una extensa cobertura de la tragedia.
“Después de ver las imágenes lo primero que hice fue darle gracias a Dios porque me protegió y a la vez pedirle por todas esas personas que están sufriendo”, dijo.
Asimismo, Carlos recordó que años atrás cuando jugó en Nueva Zelanda sí fue testigo de la fuerza de la naturaleza.
“Estaba en mi apartamento y hubo un terremoto de 6,5. Fue horrible como se movió todo, agarré las tenis y el pasaporte y me faltó poco para salir corriendo hacia el aeropuerto a buscar el primer vuelo de regreso a Costa Rica”, recordó el futbolista.
El Zorro explicó que actualmente permanece solo en la India, pues su familia está en nuestro país. Pese a la magnitud de lo acontecido, el campeonato no se suspenderá y él se mantendrá en suelo asiático hasta el 15 de mayo cuando acabe la temporada.
“Son experiencias de vida y lo bueno es que uno está vivo para contarlo”, finalizó.