Alajuela
Como un círculo, tan cerrado que quedó como al inicio. Ni Saprissa ni Alajuelense arriesgaron lo necesario para sacar ventaja y la primera vuelta se fue en cero, en un empate en cero que sabe a suspenso. Nadie se fue herido, ni alegre, ni nada. Fue como si esos 90 minutos ni existieran.
Una final con un Clásico entre Alajuelense y Saprissa tiene un sabor especial, al mejor platillo del fútbol nacional se le agrega el óptimo condimento: la pasión de la mayoría de aficionados del país.
Para los morados tiene otro valor aún más significativo, poner un trofeo en una vitrina que ha estado desolada por cuatro años. Ya le quitaron las telarañas que no los dejaban pasar de semifinales, pero el polvo solo se irá con un triunfo sobre los manudos.
El escenario era inmejorable, los aficionados rojinegros[[BEGIN:INLINEREF LNCPGL20140505_0002]] llenaron el estadio[[END:INLINEREF]] con la esperanza del bicampeonato y no con el temor de un choque entre las barras.
Con algunas [[BEGIN:INLINEREF LNCIMA20140505_0203]]sorpresas en sus alineaciones[[END:INLINEREF]], el Macho Ramírez y Rónald González salieron con todo desde el pitazo inicial. Comenzaban los primeros 90 minutos de una batalla de dos episodios, el primero en Alajuela y el segundo en Tibás.
El primer tiempo fue demasiado cerrado, pero eso no lo hizo aburrido. Ambos equipos apostaron por velocidad; balones largos para el morado Carlos Saucedo abundaron y Jonathan McDonald corrió con todo, pero ninguna de las defensas cedió.
La imagen que describe perfectamente la primera mitad es lo cerca que estuvieron Armando Alonso y Kendall Waston en el área durante las jugadas a balón parado
Si la cancha no fuera sintética, habría un barrial en la mediacancha por la cantidad del tiempo que pasó la pelota en esa zona. Allí se luchó como si fuera rugby, con fuerza pero siempre con lealtad. Esto permitió que el referí Walter Quesada se luciera, porque dejó jugar y pitó cuando era necesario.
La opción más clara para los morados fue al minuto 27 cuando Carlos Saucedo recibió un centro de Daniel Colindres sin marca. Y aunque remató con cierta presión de Jhonny Acosta, eso no justifica lo débil del disparo que terminó tranquilamente en las manos de Patrick Pemberton.
En el cierre del primer tiempo, Alajuelense controló el juego, pero le faltaba la fuerza que le pudo haber dado Jerry Palacios.Eso se notó al 40', cuando McDonald y Guevara pudieron marcar el primero cuando se encontraron la pelota en el punto de penal. Ninguno remató y mas bien se deshicieron de la pelota con pases hacia atrás.
Esa no fue la ocasión más clara de los rojinegros, sino que se valieron de un tiro de esquina al 45+2' para llevar el mayor peligro. Kenner Gutiérrez se alzó entre dos jugadores tibaseños, pero su cabezazo terminó chocando contra una valla publicitaria y no contra las redes.
Tras el descanso, la velocidad del juego aumentó, los manudos se fueron más al ataque y eso dio más espacios en el medio campo.
Walter Quesada debió tomar su primer decisión de peso cuando le anuló un gol a los locales por una falta sobre Kendall Waston. De ese tiro libre surgió un contragolpe veloz de los visitantes que Carlos Saucedo falló una vez más, pero que tampoco valía por fuera de juego.
En esa jugada salió el boliviano lesionado por un fuerte golpe en la cabeza contra Osvaldo Rodríguez, el cambio no se notó pues Saucedo no había hecho su mejor labor y su splente David Ramírez fue igual de irrelevante.
Los equipos parecieron asustarse tras esas dos jugadas de peligro y regresaron al planteamiento de la primera mitad hasta que empezaron a llegar los cambios.
A Óscar Ramírez no le funcionaron las variantes y Alajuelense mantuvo su incapacidad ofensiva, que no complicó al Saprissa excepto por algunos centros largos que traían peligro pero que los atacantes manudos enviaban siempre fuera del marco.
Rónald González si acertó, principalmente en la entrada de Justos Golobio por Yeltsin Tejeda. El suplente entró con todo y fue un revulsivo para los morados.
Golobio tuvo la mejor opción del juego al 34', cuando remató y su disparó superó a Pemberton pero se estrelló en el poste. Dos minutos después lo volvió a intentar y de nuevo el remate se fue por muy poco.
Los minutos siguieron y Alajuelense pudo demostrar su crueldad al 87', cuando un centro largo le llegó a Alejandro Alpízar, este remató pero terminó desviado por el arquero Danny Carvajal.
Walter Quesada pitó el final y el Morera Soto se quedó sin goles. Los aficionados rojinegros regresaran a casa con un sentimiento de que se pudo hacer más pero sin ninguna tristeza.
Los morados quizás se vayan más felices, un 0-0 es un buen marcador para regresar a casa, pero no hay nada definido, menos con un entrenador como Óscar Ramírez al que no le molesta ceder la iniciativa y esperar, esperar aunque sean 90 minutos de peligro en el Ricardo Saprissa.
Esperar será lo que haremos todos hasta , pues el empate no define nada, es casi como congelar estos cinco días en el fútbol nacional que tendrán las mismas discusiones que la semana pasada.
Lo que si está claro es que Saprissa está más cerca de lo que creía del título en los últimos cuatro años, solo necesita un triunfo. Lo malo para los tibaseños es que igual está de cerca el bicampeonato para los manudos.