Las mallas a poca altura que bordean el terreno de juego constituyen una de las novedades más llamativas del estadio Ricardo Saprissa, reabierto ayer como la sede del equipo morado.
“Es una cuestión de cultura deportiva”, confirmó Alberto Raven, de Horizonte Morado. “Confiamos en que los aficionados del Saprissa y de los equipos rivales sabrán valorar el hecho de que, de esta forma, con las mallas de poca altura, se puede apreciar mejor el espectáculo.
“Fue un tema que discutimos y analizamos muchísimo, para llegar a la conclusión de que tenemos que confiar en la gente, en la educación que se debe fomentar en los estadios de fútbol”.
Al criterio de Raven se sumó la opinión de Juan Carlos Rojas, presidente de la entidad. “Estoy seguro de que la gente apreciará esa ventaja. Aunque debo aclarar que no descuidamos, para nada, el tema de la seguridad. Siempre habrá vigilancia y control de la conducta colectiva”, explicó el jerarca de los morados.
De las expresiones de Rojas y de Raven se desprende que la remodelación del estadio está lista en un 70 o 75%.
“Pedimos paciencia a la afición. Esto ha sido un largo y costoso proceso. Esperamos que se valore en su real dimensión”, insistió el presidente.
“Estamos agradecidos con los aficionados por esta masiva asistencia, prácticamente nos llenaron el estadio y eso nos estimula, porque hay una respuesta positiva a la inversión y al esfuerzo”.
Consultado acerca de si la lesión de Mynor Escoe, a los 12 minutos de juego, había sido por causa de la gramilla, tanto Rojas como Raven fueron enfáticos al negar esa relación.
“La gramilla se comportó muy bien, es una cancha que está lenta en este momento, le falta una capa más de arena, otra capa de caucho y una capa de corcho. Pero todo eso que le hace falta no incide en las condiciones para jugar.
“Lo que va a mejorar con las capas que le faltan es la temperatura, que permitirá programar partidos en horas del mediodía”, puntualizó Alberto Raven.