San Isidro de El General. En franca lucha por la cima del torneo, la que hoy le pertenece a la Liga pero que para los morados aún es alcanzable, Saprissa dejó ir ayer dos puntos que le pueden pesar el domingo, cuando se juegue el clásico.
Aunque el club tibaseño tuvo ayer mayor ambición que Pérez Zeledón, esta no fue suficiente para conseguir una victoria obligatoria a muy poco de que finalice la primera fase del presente Invierno.
La anotación de Fabrizio Ronchetti premió el mejor trabajo de los locales en la primera parte, quienes a pesar de estrenar técnico, poseen una columna vertebral más trabajada y con confianza.
Ideado para pelear por grandes cosas, pero víctima del fanatismo que “padecen” las directivas de los clubes ticos, este Pérez Zeledón necesita tiempo para dar frutos.
Aquel tanto del espigado ariete uruguayo, gestado por Luis Pérez, el mejor de los guerreros, es también una fuerte lección para esa parte baja saprissista que no deja de sufrir sin importar quién juega.
Ayer Jeaustin Campos puso al panameño Adolfo Machado como último hombre, Gabriel Badilla a la derecha y Alexánder Robinson por izquierda, y a Keilor Soto junto a Juan Bustos en la contención, otra de las muchas movidas que se ha inventado Campos en poco tiempo.
El plan era cuidar a Guzmán para el clásico del domingo, mas de nada sirven tres puntos contra la Liga si se pierden otros que a la postre también sumarán mucho.
En el caso de los locales, con Roy Myrie como bastión de la zaga, Félix Montoya y Luis Barrantes en la marcación, y Pérez y Ronchetti peleándolas todas arriba, el panorama era distinto: hubo amalgama.
Es cierto que en el primer tiempo los morados tuvieron tres para irse arriba en el marcador, y que de no ser por Luis Sequeira eso habría sucedido, pero dichas acciones son obra de chispazos, no de conjunto.
La incursión de Diego Estrada como lateral izquierdo no solo hace que él se pierda, pues no está acostumbrado, sino que es poco efectivo ante la escasa capacidad de recuperación que tiene el “21” en tiempos en que el físico marca diferencia.
Desmoronado. Talvez aminorados por el esfuerzo de la primera parte, o simplemente porque Saprissa le robó el balón, los sureños descuidaron su banda izquierda y eso lo aprovechó Soto para centrar a los pies de Ariel Rodríguez, que vino de atrás y le ganó el viaje a la defensa.
A partir de ahí, muy temprano en el complemento, Saprissa se adueñó del balón con Bustos, quien al final terminó por “echarse” el equipo al hombro y llenar de ambición a un club que la necesita.
El mismo Bustos fue quien tuvo la más clara al 77’, pero su vaselina se fue caprichosamente arriba.
Esa fue la última del Saprissa, que de pronto vio a los generaleños en su área, tratando de recuperar lo que ya se les había escapado.
Saprissa, con el empate, demostró ambición, pero esta no basta sola para pelear por la cima.