La apuesta morada para las semifinales es la misma que la del inicio del campeonato: Rónald González mantiene su promesa de un fútbol atractivo, fundamentado en la pronta recuperación del balón, el toque preciso en la media y la velocidad por los costados.
Pero todo en Saprissa pasa por quiénes, y cómo, vuelvan a jugar para el clásico de mañana.
Para que haya recuperación rápida y no se le regale la tranquilidad de construir al rival, es preciso que regrese a las canchas el contención Yeltsin Tejeda.
Para que haya toque preciso e ingenioso, con destellos de luminosidad, es necesario que Diego Estrada muestre su buena cara, la de talentoso y olfato goleador. No la de berrinches y frustración.
Y si es que el Monstruo va a mostrar unos colmillos verdaderamente incisivos, se depende de un Diego Madrigal en buen nivel y un compañero apuntado por la derecha, ya sea Luis Diego Cordero o Deyver Vega.
Si todo eso pasa, los futbolistas morados manejan la presión de una semifinal a la vez que muestran el orgullo propio de un equipo grande, mañana podríamos ver al mejor Saprissa.
Aquel conjunto invicto y que, por algunos tramos, destelló como favorito para ser el campeón.
Después de todo, el cuadro tibaseño podría jugar ante Alajuelense con tan tan pocas bajas como las de David Ramírez y Mynor Escoe, fuera por el resto del semestre; Ariel Rodríguez, quien podría volver a jugar en el torneo, y Kendall Waston, suspendido.
Así que es factible que mañana las benditas lesiones dejen de ser una excusa plausible.
Mucho optimismo, apabullado por tantas incógnitas...
A final de cuentas, son muchas las condiciones que se tienen que alinear para que Saprissa vuelva a ser aquel mejor Saprissa.
Sin sorpresas. En el primer clásico González quiso sorprender jugando una inédita línea de tres. En el segundo quiso amarrar a la Liga al colocar a Juan Diego Madrigal como volante derecho para aportar más marca. En ninguno le fue bien.
Así que ya se acabaron los experimentos y el querer sorprender al estratega erizo, Óscar Ramírez.
Lo dijo Rónald, el enfoque es jugar lo mejor posible, sin concentrarse tanto en el rival de turno.
Lo de ases y sorpresas lo dejará para el otro bando.
Saprissa seguramente saldrá a la cancha con lo que sabe: cuatro atrás (Michael Umaña, Alexander Robinson, Jordan Smith y Michael Barquero), un contención, un mixto (Manfred Russell), un creativo, dos mediapuntas y un “9” fijado en el área rival (Josué Martínez).
Buscará instalarse en la cancha y evitar esas sorpresas tempraneras que sufrió en los otros clásicos.
De ahí, encontrar seguridad.
Después sí, saldrá a buscar el partido y una renta que le dé vida a su ilusión de jugar la final.