Puntarenas sacudió al mismo Saprissa inconsistente de siempre, ese que saca su futbol solo en la adversidad, ya cuando el reloj le empieza a dar la espalda.
Fue un golpe inapelable de un rival al que el fantasma del descenso le ha despertado los bríos, un justo vencedor de un partido donde simplemente lo hizo mejor.
Era difícil que el primer tiempo que protagonizaron anoche areneros y morados sirviera para vaticinar un marcador de cinco goles, pero se dio, para tristeza del saprissismo y alegría puntarenense.
Porque fue el conjunto de Rónald Chaves el que se llevó la parte más grande del pizarrón, con tres goles que además de tres puntos de oro le hicieron justicia al equipo que mejor aprovechó sus cartas, y que aún en la adversidad supo darle su mejor cara al encuentro.
En el otro banquillo, los hombres de Rónald González reafirmaron los serios problemas que se les conoce en salida, agravados esta vez por lo estático de sus laterales, que poquísimas veces se aventuraron a ir más allá del mediocampo.
Y si a eso se le suma la poca iniciativa de otras figuras como José Carlos Cancela, Manfred Russell y Juan Bustos Golobio, el resultado se plasma en lo que fue el Saprissa del primer tiempo: un equipo que no sufría atrás pero tampoco hizo sufrir adelante.
Porque para ese primer tiempo el Puerto tampoco hizo mayor cosa, se dedicó a aguantar igual que lo hicieron los locales, un pacto de no agresión que Jordan Smith se trajo abajo con su golazo al 45+2’.
Fue un trallazo desde fuera del área que sacó del letargo al juego y llevó a la celebración al saprissismo, pero que también despertó el orgullo de un rival en alzada.
Lluvia de goles. Para cuando Ángelo Padilla (59’) y Roberto Wong (69’) le dieron vuelta al marcador, el equipo local ya había sido neutralizado por completo en la cancha.
Nunca los hombres de la casa se podrían haber imaginado un asedio así de un equipo al que el Verano le ha costado tanto; pero les pasó, y lo sufrieron en cada minuto.
Y cuando Cristhian Lagos apenas empezaba a bajar los brazos después de su gol del empate (72’), ya Daniel Quirós levantaba los suyos al cielo (73’). Puntarenas no iba a cederle nada a la S, no anoche.
Así, contra la pared, fue que la S demostró la ofensiva que se sabe puede tener, pero que es casi exclusiva para cuando les toca sufrir.