Alajuela. El libreto se le engrosó al entrenador Óscar Ramírez. Con el regreso del toque y los tiros libres de Pablo Gabas, la Liga ganó muchas variantes tácticas y anímicas, pues también volvió un líder del camerino y un adorado ídolo de la afición rojinegra.
En el año y medio que duró la travesía mexicana del “capi”, el Morera Soto extrañó a alguien que organizara las ideas de juego. Al mismo tiempo, a quien infundiera temor en los tiros libres, especialidad de un futbolista reconocido como creativo, pero capaz de colocarse desde la banda hasta la contención o la delantera. Al menos, así acabó su último paso por la Liga, pues Óscar lo utilizaba en cualquier hueco de la alineación.
En la creación lo intentó suplir Kenneth García, pero el Coco nunca lo logró y ya volvió al Municipal Pérez Zeledón. Hubo otros más efímeros y el último, Osvaldo Rodríguez, aún esta en camino de volverse el indiscutible organizador de los planes del Machillo.
Mientras que en la táctica fija pasaron muchos nombres, sin que nadie le volviera a la Liga esa variante que abre candados y resuelve partidos. Esa fineza que espanta porteros y pone la piel de gallina a la esperanzada fanaticada.
Tampoco hubo un capitán. En año y medio, particularmente desde que Cristian Oviedo perdió protagonismo, nadie ha sido constante con la banda en su brazo.
Todo eso parece haber ganado Alajuelense ayer, cuando Marco Vásquez, vocero del club, hizo oficial la contratación del argentino naturalizado costarricense, por un periodo de tres años. El contrato tiene una opción de llegar a cuatro años y que Gabas, de 32 primaveras, se retire vistiendo la casaca que más lo ha querido.
Eso sí, queda por ver si la ganga es tan buena como parece y si los años no le han quitado calidad a su zurda. En la campaña 2013-2014, entre Quéretaro y Chiapas, solo jugó 10 partidos, sin un solo gol.
Regresa para hacer hogar. Gabas regresa a su casa en lo futbolístico y con la intención de consolidar su hogar en su segunda patria. Ayer aclaró que el principal motivo para volver al país es su familia.
Su esposa, Dayana Guillén, también es tica y acaban de concibir el segundo hijo de la pareja, por lo que un maduro Pablo Antonio ya sufre los viajes constantes y la lejanía de los niños. En síntesis, la vida de legionario ya no se le da bien.