Juntos en la cancha, o como gerente deportivo y asistente técnico en el sueño del Mundial de Clubes del 2005. Óscar Ramírez y Jeaustin Campos pelearon muchas batallas juntos antes de que fueran alejados por la rivalidad que reviste todo en el clásico.
El acto más público de esa reciente enemistad pasó hace siete meses, cuando una bola de rumores, de un lado y de otro, embarrialó el duelo que Saprissa le ganó a la Liga, por 3-1 en la Cueva .
Nunca se aclaró si efectivamente Jonathan McDonald perdió la titularidad por pelearse con Machillo. O si fue Jeaustin quien filtró el rumor a la prensa.
Pero la velada culminó con una retahíla en la que Óscar habló de una amistad perdida y actos que no son de caballeros. No dijo nombre, no hacía falta; y, luego, el aludido esquivó la alusión.
Todo ocurrió en un ambiente ya caldeado por los reclamos de Campos, quien pedía al arbitraje un trato especial para detener el supuesto juego brusco de McDonald. Causalidad, o no, Mac acabó el torneo expulsado en la final por un codazo a David Guzmán.
Más allá, la relación entre clubes se ha deteriorado en una viraje radical de la amistad pública que se profesan Rónald González, otrora D. T. morado, y Ramírez.
Aquella camaradería inmune al antagonismo de morados y rojinegros, y que incluso llevó a Rónald a llamar a Machillo para felicitarle por el aztecazo manudo.