Alajuelense no quiso jugársela más en la retaguardia del certamen y mucho antes de que el Verano alcanzara la mayoría de edad jubiló el cacareado proceso de renovación y cambio.
El relevo generacional no fue otra cosa que un ardid mediático de los nuevos dirigentes para reconciliarse con la afición tras el desastre de Raúl Pinto que vació los graderíos.
¿Qué mejor gancho que ofrecerle a la gente la promesa de entregar el equipo a los “cachorros”, dar de baja a los cuestionados y presentar a Benito Floro como el restaurador? Pero disputadas siete fechas está claro que Alajuelense será un equipo tan pesado y de tanto rodaje como Herediano, y que de los 18 novatos solo 2 o 3 de ellos tendrían alguna oportunidad.
¿Qué proceso encarnan Pemberton, Salvatierra, Scott, Umaña, Meneses, Gutiérrez, Valle, Guevara, Gabas, McDonald y los cuatro foráneos Soares, Da Silva, Rojas y Hurtado?
Esto no tiene marcha atrás. Floro no planea rifarse más el prestigio y adelantó que los cuatro extranjeros tendrán cuota segura, pues su nivel es superior a los del medio. Inclusive esta semana exiliaron a cuatro jóvenes “a préstamo”.
La otra ecuación que uno hace es la económica: el ascenso de la nueva camada suponía en teoría un alivio para el presupuesto, pero cómo quedan los números ahora. ¿Cuánto cuesta Benito y los suramericanos? Dejémonos de cuento: en Alajuelense no hay proceso porque implica un riesgo muy elevado que la dirigencia no está dispuesta a correr.
Procesos los que hacía don Orlando de León, como su recordado kínder florense que le heredó al Team dos perlas como Kenneth Paniagua y Mauricio Solís. O el póstumo en Liberia, cuando rodeó de desconocidos a Kenneth García, Wálter Chévez y Elías Palma.
Un estudio de Gerardo Coto reveló que el charrúa hizo debutar en Primera a 107 futbolistas. Ese sí que era un formador, capaz de alterar el destino de un joven al echarlo a volar en la máxima categoría y darle continuidad.
Proceso el que hace cada semestre en Limón Horacio Esquivel, por vocación y por necesidad, porque le desmantelan el equipo, y con el mérito extra de que siempre intenta jugar bien. Proceso el de Rónald Mora, con Jicaral Sercoba, en la Liga de Ascenso, con futbolistas de las islas Chira y Venado, Naranjo y la zona sur. Hasta el profe Watson en Saprissa terminará el Verano con más jóvenes consolidados que Alajuelense. Y sin tanta campaña ni autobombo.