Mago, el David Copperfield de las faltas fingidas, ilusionista, actor, candidato al Oscar, capaz de dar varias vueltas en el aire, potencial acróbata en el Circo del Sol, casi contorsionista en el suelo entre lamentos por el golpe jamás recibido, Neymar pasaría de suspensión en suspensión en el campeonato costarricense, un domingo tras otro, atrapado por la recién abierta cacería de faltas de penal o de expulsión simuladas.
Más le valdría ser descubierto in fraganti y amonestado con tarjeta amarilla. De lo contrario, si el video es quien lo delata a posteriori, ya sin posibilidad de revertir el daño de un penal o una expulsión, se llevaría un castigo de dos partidos, como los recetados al hondureño Jerry Bengtson.
De más está aclarar que la falta al parecer simulada por el saprissista con costos pasaría el examen de admisión en una escuela de teatro de Neymar.
El brasileño es un genio, tanto en la simulación como con la pelota en los pies. Eso complica cualquier juicio. Las patadas tampoco faltan contra un talentoso, pícaro, fenomenal, indescifrable y veloz atacante como el ahora 10 del PSG.
No siempre resulta fácil determinar quién es quién.
Entonces aparece esa palabrilla tan corronga, utilizada en el caso Bengtson: "indubitablemente". Dícese —para nosotros los mortales— de aquello que no deja duda. Difícil. Peor aún si la idea es castigar las acciones "indubitablemente fraudulentas". ¿Qué harán con el jugador que admita haberse lanzado no para engañar al árbitro sino para evitar el choque? ¿Deberá en la próxima recibir el golpe?
La intención del Tribunal parece tan valiente y bienintencionada como difícil de cumplir con plenitud de justicia.
Ya en principio no todos serán vistos bajo la misma lupa: los partidos de Saprissa, la Liga y Herediano, por ejemplo, tendrán más cámaras encima que un UCR-Carmelita.
Vendrán la polémica, las interpretaciones, el "por qué a mí sí y a él no" y, a lo mejor, alguna que otra injusticia. Incluso así, ¡adelante! Por suerte, muy pocos pueden igualar las artísticas simulaciones de Neymar.