Jamaica en Río 2016: once medallas (seis doradas, tres plateadas y dos bronceadas). Costa Rica en Río 2016: cero.
Superficie de Jamaica: 10.991 km².
Superficie de Costa Rica: 51.100 km².
Población de Jamaica: 2.889.187.
Población de Costa Rica: 4.937.755.
Ingreso per cápita en Jamaica: $5.137,9.
Ingreso per cápita en Costa Rica: $10.629,8.
No se mal entienda la comparación con tintes negativos, porque es todo lo contrario. Que sirva para motivarnos, para creer que si Jamaica puede, ¡nosotros también!
Jamaica halló diamantes en sus escuelas y colegios, materia prima para pulir y hacer brillar y los resultados deslumbran. Son los reyes y las reinas de la velocidad. Y los encontró, porque los buscó. Y los desarrolló, porque diseñó una política nacional a nivel de centros educativos para detectar talentos e ir formándolos, descartando y seleccionando par ir quedándose con los Bolt, McLeod, Thompson, Fraser-Pryce, Jackson, los equipos de relevos y los triunfos.
Es decir, encontraron una especialidad, dispararon allí y dieron en el blanco. Once podios en Río lo dicen todo. Entonces, si un país con menos población e ingresos pudo, ¿por qué nosotros no?
Las oportunidades están para aprovecharlas. Una de ellas, la inclusión de cinco nuevos deportes que estarán en el programa de Tokio 2020, incluido el surf, una disciplina que le ha dado grandes alegrías al país en los últimos años.
Tanto, que en el 2015 Costa Rica (por equipos) y Noé Mar McGonagle (individualmente) se proclamaron campeones del Mundial ISA (Asociación Internacional de Surf, por sus siglas en inglés), y Leilani McGonable subcampeona.
Este año, en Jacó, Noé Mar obtuvo bronce y el país finalizó quinto. Pero, ¡mucho cuidado! Bajo el abrigo de ISA está la ASP (Asociación de Surfistas Profesionales), donde compiten en su propio Tour Mundial las verdaderas megaestrellas de este deporte, como los brasileños Medina y De Souza, los australianos Parkinson y Fanning, el increíble Kelly Slater, de Estados Unidos, y la maravillosa Carissa Moore, de Hawái, solo por citar algunos ejemplos de gigantes que compiten en su exclusivo "olimpo marino".
Entonces, si Costa Rica quiere que sus diamantes brillen en Tokio, debe invertir en los McGonagle, Cali Muñoz y otras figuras que surjan para que se fogueen todavía más y mejor, aprendan, se rocen y lleguen bien pulidos a Tokio. ¡Sí se puede!