El camino a Rusia 2018 se reanuda en modo complicado, con dos paradas durísimas en México y Honduras en donde corremos el riesgo de salir damnificados si erramos el tiro.
La estación en el Coloso de Santa Úrsula dará botín histórico si reeditamos el Aztecazo, como aquel 16 de junio de 2001, cuando Fonseca y Medford se inmortalizaron en la red.
Me correspondió el mérito impensado de sugerir ese título al jefe de información de entonces en La Nación , Armado Mayorga, para que lo estampara en la tapa del diario.
Yo era editor de deportes en aquel tiempo y me dejé llevar por la tentación de comparar ese triunfo con el de Uruguay a Brasil en 1950, que dio lugar al histórico Maracanazo.
“Armando, esto es un Aztecazo”, le dije con voz temblorosa, todavía incrédulo, en una redacción que hervía cuando me pidió el título para la primera página, que el país leería al día siguiente.
Estos partidos hay que jugarlos con riesgo calculado, líneas juntas, concentración extrema y vacunados contra despistes para evitar sobresaltos y puntuar en las plazas más duras de la hexagonal.
Con la Sele en estado de gracia uno firmaría por adelantado un empate en el Azteca y una victoria trabajada en el Morazán, pero el nivel actual de quienes integran la estructura del equipo le pone freno a la euforia. El momento de Keylor en el Real Madrid, en donde alterna aciertos y errores con la misma frecuencia, abre una duda inédita en un puesto que siempre lo tiene como referente indiscutido.
Va a jugar, claro, pero ¿y su verdadero nivel? La interrogante lacera porque obvia una trayectoria de intervenciones determinantes, sobre todo en el Mundial de Brasil.
En el fondo inquietan la inacción de Pipo González en Palermo y el ritmo de Duarte en Espanyol, pero tranquilizan en parte lo de Gamboa en el Celtic, Waston en Vancouver y Matarrita en el NY City.
En el medio el panorama es similar. Andan en ritmo Azofeifa y Celso, inamovible en un Deportivo La Coruña que lo tiene como estandarte y pilar. Y uno se pregunta: ¿cómo están Bryan, Joel y Yeltsin?
Ruiz volvió al gol en el Sporting, después de un andar disparejo; Campbell juega muy poco y encima se peleó con su técnico Jorge Jesús porque le negó un lanzamiento de penal. Y Tejeda superó una lesión y juega a ratos en Suiza.
Arriba, Bolaños viene de una lesión y apenas entra en calor en Vancouver; Venegas actúa en Minnesota sin el brillo de otros momentos y Ureña empieza a hacerse un hueco en el San José Earthqueakes.
El Macho Ramírez tendrá que hacer magia para darle coraza de equipo a estas individualidades dispares.