EscucharEn un juego de héroes y villanos, Santos desnudó como visitante al Uruguay, que mostró una de sus peores versiones de todo el torneo, atascándose aún más en el sótano.
Los guapileños, por otro lado, consiguieron ayer su segundo triunfo consecutivo y mantienen viva la esperanza de meterse entre los mejores cuatro del torneo.
El juego arrancó ayer al mediodía en el estadio El Labrador con la neblina de fondo y el característico clima coronadeño; parecía que se avecinaba la lluvia desde el primer minuto. Pero el cielo aguantó.
Juzgando por lo visto en el terreno, el Santos actuó como si fuera local, y los lecheros, perdidos, eran extranjeros en su propia tierra.
Los santistas transportaban el balón de lado a lado, contruyendo sus ofensivas con base en pases y mucha pero mucha paciencia.
Uruguay sobresalía por su falta de confianza y desesperación con el esférico. Tras 20 minutos todavía no habían tocado el balón con propiedad del medio hacia adelante.
Mientras que Kenneth Dixon y José Carlos Pérez ya habían probado los reflejos de Darryl Parker. El guardameta respondió en todas, y de a poco, se convirtió en el héroe del combinado local y lo único que destacar de los 11 coronadeños.
As bajo la manga. Esperando en el banquillo del Santos se encontraba Cristian Lagos, un titán esperando ser despertado. Al 65’, el estratega Enrique Meza lo convocó al juego.
Y tan solo un minuto más tarde, Lagos luchó por una pelota aérea, que finalmente propiciaría un error del portero Parker y la primera anotación del juego.
El balón lo encontró Carlos Hernández, solo sin guardavallas en su horizonte para empujarla hacia el fondo de las redes.
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Al 70’, Cristian Lagos anota el 2 a 0 tras un tiro de esquina de José Carlos Pérez. En el suelo se lamenta el portero Darryl Parker (número 1), quien se equivocó al buscar despejar la pelota antes de tiempo. | GRACIELA SOLÍS (GRACIELA SOLIS)
Pasado el minuto 70, Lagos fue nuevamente el calvario de Parker, que en cuestión de solo cinco minutos pasó a ser el villano.
El gigante goleador se antepuso al joven portero tras un cobro de tiro de esquina y con su hombro rozó la pelota, que se coló en la cabaña coronadeña para el gol definitivo.
Lejos de avivar el accionar del partido, el tanto santista enfrió el juego en la recta final, donde el conjunto blanco estuvo mucho más cerca del tercero, que los dueños de casa de su descuento. Por ejemplo, en tiempo de reposición, el guapileño Edder Solórzano estrelló el balón en el poste.
Es que salvo unas cuantas descolgadas del Uruguay, el segundo tiempo fue más de lo mismo.
Los lecheros probaron el porqué del ser coleros, así como del ser los peores locales: anotaron apenas cuatro goles en nueve duelos.
Por su parte, los santistas permanecen en el sétimo puesto de la tabla de posiciones.
