Cartago. Si alguien puede decir que perseveró para hacerse un nombre como portero en el futbol costarricense es el turrialbeño Luis Torres.
Con solo decir que es el portero menos batido del torneo con solamente 14 goles recibidos en 19 encuentros ya debería ser algo.
No obstante, fue su actuación en la semifinal ante el Saprissa –sobre todo en el juego de vuelta– despertó más que buenas palabras.
Sin lugar a dudas, la actual es su mejor temporada, de las cuatro que lleva en Primera, todos con el conjunto de la Vieja Metropoli.
Sin embargo, no siempre estuvo en las filas cartagineses.
Pocos sabrán que Torres viene procedente del club Saprissa de Corazón, adonde lo llevó el actual entrenador del primer equipo tibaseño, Ronald González. Ahí no tuvo mucha oportunidad.
Menos sabrán que estuvo en Paraíso, también en Segunda División, equipo que lo reclutó tras participar en eliminatorias de Juegos Nacionales con Turrialba.
Aquí fue donde lo reconvirtieron a portero, pues, en su barrio San Juan del Sur, era un delantero.
Casi nadie debe saber que que cuando jugaba para Paraíso laboraba durante el día en la empresa de confección de bolas de beisbol de Turrialba.
De allí salía a las 6 de la tarde, entrenaba y regresaba a Turrialba; el problema es que a esa hora ya no había bus para San Juan del Sur: a caminar por una hora.
“Son sacrificios, pero cuando uno quiere alcanzar una meta, tiene que afrontar todo lo que venga”, dijo ayer Torres, quien a sus 27 años reconoce que el esfuerzo colectivo es más importante que el personal.
“Tenemos un dispositivo defensivo que me ha ayudado mucho”, añadió antes de señalar que ante Herediano habrá “sudor y sangre” por alcanzar el “sueño de todos los jugadores de Cartaginés.