Coronado. La neblina se mantiene latente en el horizonte de Uruguay de Coronado, conjunto que juega bien; sin embargo, no gana.
Ayer, contra Carmelita, los lecheros sumaron su sexto compromiso al hilo sin triunfos, los cinco primeros con derrotas.
El dato es curioso, porque los dirigidos de Carlos Watson no se ven mal en el campo, pero no anotan.
La primera parte de ayer se tiñó de aurinegro, pues Uruguay no solo fue el que más tuvo la pelota, sino el que llegó en más ocasiones.
La presión de esos cinco partidos sin alegrías es tan fuerte que sirve de acicate a los lecheros, quienes al no poder estar más abajo en la tabla de posiciones del Invierno 2014 optan por jugar.
La disposición táctica de Uruguay y Carmelita es la misma. La diferencia radica en que en los lecheros la precisa aprieta, mientras que los carmelos, tal vez tranquilos con la media tabla, no se apuran.
A ambos equipos su plantel hoy nos les alcanza para estar en las primeras posiciones, pero sí debería para por lo menos quedarse en la Primera División, adonde se perpetúan aruñando puntos.
Figuras. En partidos con este tipo de protagonistas lo que queda, entonces, es buscar talentos, como por ejemplo, el delantero coronadeño Jonathan Moya, más allá de que ayer la dejó ir tres veces.
Su corpulencia y su buena técnica son aspectos a destacar del atacante, quien está a préstamo del Deportivo Saprissa.
Mas ayer no fue su día; tres ocasiones desperdiciadas, dos de ellas con sello de gol, generaron la crítica en las graderías y la sustitución del espigado jugador.
Mientras tanto, para Erick Scott, su compañero en el ataque, la faena fue dura debido a que los defensores verdolagas, como Darío Delgado y Eduardo Gómez, son muy grandes y conocen a la perfección como cubre el balón.
De Carmelita apenas fueron dos aproximaciones peligrosas, una que el buen portero Darryl Parker despejó y otra que se fue cerca del palo tras remate de José Marrero.
A ocho minutos del final la neblina hizo que el árbitro detuviera el juego; seis minutos más tarde volvió a arrancar, pero ya el 0-0 era muy pesado para moverlo.
En Uruguay la niebla sigue opacando el camino; un punto y el sótano jamás dan para alegrarse.