“La afición tiró el taco conmigo”, dijo McDonald en su despedida. Diría que la dirigencia y el técnico – éste menos- se comieron la torta con él, la noche que lo dejaron jugar con una marca de hamburguesas en la espalda, competencia de la que sugiere ese apellido.
Así como no el fue único responsable de ese feo episodio, tampoco lo es de todos los males que le han puesto a cargar en su espalda, y que “justifican” su salida de la Liga. Hace ya mucho que tiró el taco y tiene una lista de expulsiones considerable, pero no nueva.
Argumentan que perdió 7 de 9 finales, pero en todas lo alinearon. Pese al taco volador, a los berrinches y a las expulsiones. Siendo tan veleidoso, y ahora tan improductivo –dicen-, ¿cómo es que en promedio solo perdió 11 minutos de cada uno de esos 18 juegos?
¿Por qué la Liga lo fichó tras Catar? ¿Por qué siempre que estuvo disponible fue titular o cambio de lujo con Carevic? Lo odiaban las barras contrarias, le temían los defensas y lo sufrían los árbitros. Ese combo del “Mac” lo hizo ídolo, a pesar de sus desaciertos recurrentes.
No me interesa defenderlo. Más bien señalar la incoherencia de quienes lo han puesto en el paredón, pero durante mucho tiempo lo consintieron. McDonald no es hoy más insolente, teatral ni retador de árbitros que hace unos años. Incluso, su hoja de vida ha mejorado.
A su favor juegan los 126 goles manudos, pero sobre todo los 17 en clásicos. ¿Acabado? ¡No! De lo contrario, Heredia no lo pondría en su vitrina al día siguiente de su salida del Morera Soto, que de algún modo vio partir a su último ídolo.
Si tuviera un equipo siempre querría a un guerrero de esa estirpe. Jamás lo pondría a liderar el camerino ni a animar las huestes en horas amargas. Asi como le sobra carácter para luchar, le falta control emocional para ser ejemplo. La Liga carece, hace rato, de alguien que asuma ese papel, mal endosado a McDonald.
¿Y Allen Guevara? Regular todo el torneo. Echarlo a él y a McDonald deja mal parado al técnico. ¿Cómo pretendía ganar el título con dos hombres estelares a quienes dos días después de la final los echaron?
O, más bien, significa que la dirigencia decide para la gradería. “Los que han perdido más títulos son los que tienen que irse”. Pero desde la salida del “indisciplinado” Alvarado- sin problemas en Heredia- casi nadie salió en buenos términos de la Liga.