Cartago (Redacción). En un bar ubicado en los alrededores del estadio Fello Meza, un televisor con cuatro segundos de diferencia con respecto al otro instalado en el establecimiento incrementaba la tensión de una noche de final sabatina.
Puede parecer que cuatro segundos no son nada a la par de más de 72 años de espera, pero cuando se define un cetro desde el punto de penal, resultan demasiado.
Lea mañana en La Nación una crónica de cómo se vivió esa histórica noche desde una cantina de la Vieja Metrópoli.