Para Kathleen Palacios, el sueño de jugar con la Selección Nacional es más grande que el cansancio y el sacrificio que tiene que hacer cada 15 días.
La defensa central de 15 años debe viajar desde de La Cuesta, en Corredores, hasta el Proyecto Gol, en San Rafael de Alajuela, donde entrena que la Sele Sub-17.
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La comunidad donde vive está a tan solo 1,3 kilómetros de la frontera con Panamá.
"Viajo los domingos porque tengo entrenamientos lunes, martes y miércoles, viajo ocho horas aproximadamente. Es cansado, pero siempre ha sido mi sueño y cuando uno quiere algo siempre lucha y hace lo posible, por más cansado que sea", asegura Palacios.
En las semanas que viaja a entrenarse debe faltar al Liceo Académico Finca Naranjo, donde le dan permiso de ausentarse para que luche por su sueño.
"Aquí me acomodan el horario, cuando falto por un entrenamiento con la Selección ellos me dan la materia y a ponerle bonito en los exámenes", cuenta la zaguera.
Kathleen confesó que por las prácticas con su equipo, La Cuesta, y con la Tricolor, debe estudiar en las noches y aprovechar el largo viaje desde su casa hasta el Proyecto Gol.
"Si tuviera exámenes en una semana en la que tengo que ir a Alajuela, no queda otra que ir estudiando en el bus. También estudio en las noches luego del colegio", reconoció.
La defensa cuenta que inició a jugar fútbol hace cuatro años y que al principio tuvo que hacerlo a espaldas de su mamá, a quien no le gustaba mucho la idea.
"Jugué como un año a escondidas. Decía que iba a hacer trabajos y me llevaba la ropa escondida en el bolso", reconoce Palacios entre risas.
Ahora la historia es diferente, porque no solo cuenta con el apoyo de su mamá, sino que ella hace lo posible para que hija siga creciendo como futbolista.
"Cuando fui avanzando decidí contarle a ella y pedirle apoyo, ahora cuento con eso. Para viajar a entrenar a la Sele lo hago con los ingresos de mi mamá, ella está muy feliz con esta oportunidad que se me presenta", finalizó.