Juan Ulloa se había distanciado de la Liga y a algunos les parecía extraño que sus visitas al estadio Alejandro Morera Soto ya no eran frecuentes.
“Tengo tiempo de no ir al estadio, a pesar de que me queda a 300 varas y no voy porque a uno le hacen mal modo y eso a uno no le gusta, porque yo soy liguista hasta la muerte”, manifestó Ulloa a La Nación, en una entrevista que se le efectuó en junio pasado.
En esa charla dijo que tenía un resentimiento que quería curar antes de morir, y lo hizo.
Alajuelense le efectuó un homenaje el sábado pasado y por cosas del destino, horas después falleció en el hospital.
“Juancito tuvo su cáracter y todo Alajuela lo sabe, tuvo algunos problemas aquí en la Liga y no volvimos, porque primero faltaba la bola que nosotros. Luego le molestaban las rodillas; ya no era fácil y por esas dos cosas no volvimos”, relató Olga Arce, la esposa del exgoleador rojinegro.
Pero que él no fuera al estadio no significaba que no estuviera atento a los resultados.
“Igual estábamos sentados en la casa viendo el partido, no nos perdíamos los juegos de la Liga, San Carlos y Carmelita”.
Contento. Todo cambió cuando la Liga lo contactó para dedicarle el partido ante San Carlos.
“Él estaba feliz, esperando el momento, sin saber que era el día que le iba tocar, en el que iba a recibir el premio de Dios, de irse a sentar a su lado”, citó Arce.
Lo único que Juan Ulloa le pidió a Alajuelense fue que Pablo Nassar, a quien consideraba un integrante de su familia, lo llevara al estadio y luego lo dejara de vuelta en su casa.
“Estaba centrado en su día, en venir al estadio que siempre lo hizo feliz y yo creo que la impresión y la emoción fue demasiada y ese corazón no aguantó. Al rato presentía que era la última vez que iba a estar con su Liga y, por dicha le hicieron ese homenaje, porque yo creo que si se esperaban una semana más, no hubiera llegado”, acotó.
En los últimos días, la salud de Ulloa se había complicado, caminaba con mucha dificultad por una contractura y empezó a usar una silla de ruedas.
Homenaje en vida. El presidente de la Liga, Fernando Ocampo, dice que es muy difícil digerir lo que pasó con Juan Ulloa, quien murió el sábado, a sus 82 años.
Sin embargo, cree que al equipo y a la afición les queda la satisfacción de que se le pudo hacer en vida ese homenaje que tanto merecía, como segundo goleador histórico de la Liga, al marcar 89 tantoscon los erizos.
“Ese homenaje era un día perfecto para él, jugaban sus dos equipos, recibió las dos camisetas, la afición lo ovacionó y la cara de satisfacción que llevaba cuando salió es lo que nos queda”, exteriorizó el jerarca.
Cuando Ocampo llegó al hospital, Ulloa acababa de morir.
“Pablo (Nassar) estaba bastante dolido y yo le decía: ‘usted es futbolista, si uno pudiera escoger el día de la muerte, qué mejor que irse un día ovacionado por la afición, en la que fue su casa y en la que celebró tantos triunfos y alegrías’. Don Juan se va, pero seguirá siempre presente en el liguismo”.
La vela de Juan Ulloa se efectuó ayer en el Morera Soto y el funeral será este lunes, a las 11 a. m.,en la iglesia de La Agonía.
Antes de partir, la exgloria manuda dijo: “Espero nada más que la Liga salga adelante”.
Juan Ulloa, un hombre de carácter fuerte y que hablaba de frente
En esa entrevista que Juan Ulloa le concedió a La Nación con motivo del documental sobre el estadio Alejandro Morera Soto, el exfutbolista mostró su sencillez y su lado más humano, pese al fuerte carácter que siempre lo marcó y que lo llevaba a decir las cosas sin tapujos.
"Le envío un saludo cariñoso a la afición de Costa Rica, porque yo jugué en un montón de equipos de Costa Rica y afuera también, no me gusta que crean que yo estoy rajando, fui un jugador con suerte nada más, como cualquiera", mencionó Ulloa para romper el hielo.
Aunque las comparaciones resultan tediosas, el exgoleador de la Liga afirmó: "En el tiempo mío habían jugadores de verdad, no como los de ahora".
Sin embargo, admitió que tanto en el pasado como en el presente, la exigencia es máxima.
"A veces viene gente a preguntarme que cómo va a salir la Liga y yo les digo que en el fútbol el que más sabe no sabe nada. Aparte de que hay que jugar, hay que tener suerte, porque no todo es color de rosa y la gente exige mucho", apuntó en ese momento.
Y agregó: "Cuando yo llegaba al estadio, decía entre mis adentros, 'hoy voy a ver si meto un golcito para complacer a la afición', pero a veces se me iba la mano y metía dos o tres y así, uno no sabe, pero yo sí me esforzaba para meter goles y ver a la afición de la Liga contenta, pero hay gente muy exigente que todo lo quiere ya y no se puede".
Cuando le anotó al Real Madrid y Alfredo Di Stéfano lo felicitó
Una de sus principales anécdotas la contó entre risas y es que aunque le costó tomar una decisión, durante un día defendió la camisa del Saprissa.
"El 15 de agosto de 1961 tuve la suerte de meter el primer gol en el partido de Saprissa contra el Real Madrid. Yo no sabía nada de que me iban a pedir de refuerzo, porque anteriormente, los equipos para jugar contra uno del extranjero debían reforzarse", recordó.
Ulloa se encontraba jugando con Alajuelense, cuando lo llegaron a buscar.
"El partido era en Naranjo o en San Ramón, yo estaba ahí y había metido como tres goles, estaba en lo más y mejor, llegaron unos directivos y me dijeron que me buscaban. José Llobet y Ricardo Saprissa Aymá querían hablar conmigo. Me empezaron a llamar por el micrófono, estaba nervioso, creía que era un accidente o que algo le había pasado a algún familiar".
Ulloa salió del césped y los dos dirigentes le dijeron que se tranquilizara, que no pensara nada malo, pero que Saprissa lo necesitaba como refuerzo para el día siguiente.
"Me cambié la ropa y me fui con ellos, ya en Alajuela me puse a correr para estar en forma, cogí el maletín al día siguiente, me fui al Estadio Nacional, llegué y el entrenador del Saprissa estaba entregando las camisetas y me tiró a mí la 9".
Ese instante previo al juego no fue nada fácil, porque él no quería traicionar los colores rojinegros.
"Yo no he sido partidario del Saprissa y llegaron Mario Catato Cordero y Marvin Rodríguez, me vieron que yo no quería ponerme la camisa y ya todo mundo estaba en media plaza, se vinieron los dos y me dijeron que me dejara de cosas, de babosadas porque yo era muy buen jugador y que me pusiera la camisa para que los ayudara".
Así fue como ellos convencieron a Ulloa de que se uniformara y saliera a jugar.
"Me fui, comencé a correr, como a los cinco minutos me jalé esa chiripa, metí el gol y esa algarabía. Yo había quedado debajo de un molote y les dije a ellos que qué pasó, ahí me contestaron 'qué golazo metió'. La gente comenzó a vitorear y eso fue contra el Real Madrid, ahí me felicitó Alfredo Di Stéfano", reseñó con mucho orgullo.
Fue muy amigo de Alejandro Morera Soto
"Alejandro Morera Soto me ayudó mucho, cuando yo iba al estadio él se quedaba conmigo entrenando y me decía 'venga para que aprenda, para que vea cómo se hace', yo pateaba de otra forma y le decía 'venga para que aprenda'. Con eso me contestaba que yo era un bandido, nos poníamos a charlar y nos hicimos muy buenos amigos", apuntó Juan Ulloa.
También tuvo algunas palabras para Salvador Soto Buroy.
"Los dos fueron entrenadores míos, don Salvador era una belleza conmigo y cuando vine, estaba él, me puse a entrenar y había unos fanáticos que no faltan y me veían, don Salvador estaba parado y le dijeron que qué les parecí y aquel señor con esa calma que tenía les respondió 'se le ve pintica'. Ahí llegaron, me dijeron que si quería jugar con la Liga y fue cuando negociaron para que pasara de El Carmen a Alajuelense".