No será fácil para Jonathan McDonald saldar la deuda que tiene con José Giacone, pero al menos este domingo abonó un buen pago a la cuenta de su técnico.
El estratega argentino hizo todo lo posible para que el artillero se mantuviera en el club erizo, posterior a que la directiva lo declarara transferible después de la campaña anterior.
“Se hizo un gran esfuerzo para estar bien. Agradecerle al profesor por la confianza que me dio para que me quedara. Y siempre dije que la única forma de agradecer es dentro de la cancha”, afirmó McDonald.
Ayer, cuando Giacone más sudaba en el banquillo y la Liga veía muy cerca su segunda derrota al hilo, apareció la figura del centro delantero para guiar la remontada manuda en casa.
El atacante ingresó de variante en el 59’ con la función de acarrear balones al área rival, viniendo desde atrás, y de buscar la anotación que le permitiera a Alajuelense sacudirse.
Así lo hizo. Primero, en el 89’ con un golazo dentro del área, mérito total del delantero, que se inventó una jugada acrobática con dos marcas encima.
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Cuatro minutos más tarde, cerró la pinza con una barrida dentro del área chica, luego de una buena acción de Kenner Gutiérrez al sumarse a la ofensiva.
“Es un libro nuevo, simplemente lo abrí y cerré el otro. No me fijo en lo malo”, dijo ‘Mac’.
Reconoció además que apostó almuerzos y cenas con su compañero José Guillermo Ortiz sobre quien anotaba primero; esto les ha ayudado a subir su nivel.
Mientras, el delantero generaleño Andrés Lezcano tuvo un regreso agridulce al Morera Soto.
Aunque anotó el único gol de Pérez Zeledón, posteriormente tuvo una acción clara para ‘matar’ el partido a favor de su equipo. Sin embargo, la erró, y en la jugada siguiente la Liga liquidó.
“Así son las cosas, uno nunca piensa que después de fallar un gol, en la siguiente acción llegará la anotación rival. Es más doloroso aún”, reconoció Lezcano.