La paciencia y el trabajo fueron las mejores armas del hondureño Jerry Bengtson para salir de su sequía goleadora y ser determinante en el resultado.
Bengtson comentó que esperó todo el torneo para hacer un gol que le diera los tres puntos al Saprissa.
En su criterio su olfato goleador despierta en el mejor momento, precisamente cuando el club más lo necesita para provocar una eventual final ante el Herediano.
“Esperé todo el torneo por este momento, no habían salido las cosas, pero Dios es justo, y estoy contento de haberle podido ayudar a mis compañeros a sumar el triunfo”, comentó el catracho.
El ariete asegura que ya tiene experiencia y que en este deporte cuando las cosas no salen solo hay un camino: trabajar para mejorar.
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“Cuando las cosas no salen no hay que caerse”. Así de claro resumió lo que había sido su torneo, en el que llegó como figura y solo había marcado dos tantos, previo al juego frente a Pérez Zeledón.
El hondureño contabiliza 16 presentaciones en el Apertura 2017 y por sanción se perdió seis juegos en la primera vuelta del certamen.
Inició como titular, pero poco a poco fue relegado en la fila. Incluso en el presente está por detrás de David Ramírez y Jonathan Moya.
A partir de este momento el jugador será otro. Ahora tendrá confianza, factor que es determinante en un centro delantero.
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“Es un gol que me da mucha seguridad para lo que viene. Es muy importante porque el equipo pudo sumar de a tres. Creo que no se había dado el gol, esto es fútbol y si no se dan las cosas hay que seguir trabajando”, acotó.
Otro aspecto que confesó Bengtson fue que no escuchó las declaraciones del presidente del club, Juan Carlos Rojas, quien afirmó que esperaba que llevara más goles, posterior al juego que la S empató sin goles en Guápiles.
“No las escuché (las declaraciones), pero bueno, a veces las cosas son así, a los delanteros no le salen las cosas y gracias a Dios ahora estoy aportando”, añadió.
Al final la racha se cortó y el festejo de Bengtson desató locura por primera vez en La Cueva.
La celebración reflejó no solo lo importante de la anotación sino la euforia por quitarse la presión de encima.
“Sentí mucha emoción por todo lo que pasó”, concluyó Bengtson antes de abandonar La Cueva.