Si se evalúan los últimos cinco partidos de los cuatro conjuntos que mantienen vivas sus ilusiones al cetro, queda clarísimo por qué Herediano y Alajuelense son hoy los que se cuelgan el cartel de favoritos para alcanzar la final.
El equipo de Marvin Solano se echó a la bolsa 13 de esos 15 puntos posibles y Óscar Ramírez cumplió su palabra al cerrar con marca perfecta de 15 unidades.
Cartaginés , en cambio, se llevó al saco solo ocho puntos en su cierre; mientras que Saprissa pagó esa falta de piernas con una renta de apenas cinco unidades en igual cantidad de juegos.
Es ahí donde está la conclusión más valiosa que dejó esta primera ronda, en aclarar que solo dos conjuntos cumplieron con la lógica de los torneos cortos, esa que dicta que lo importante no es cómo se inicia sino cómo se termina.
De eso el Machillo sabe de sobra, porque un par de fechas antes de aquel último clásico empezó con las pruebas y los ensayos, una criticada fórmula que hoy le da la tranquilidad de tener casi dos equipos en forma para afrontar la parte más importante del campeonato.
Lo mismo pasa con el campeón, rebosante de piernas que ya saben lo que es jugar en el Invierno y que sencillamente están esperando la orden para salir a jugar.
Es también un reflejo de rendimiento, porque no se puede ocultar que tanto Herediano como Alajuelense fueron los dos equipos más regulares de toda esa fase inicial.
Realidades. Aparte de que brumosos y morados cargan con el peso de la desventaja deportiva, ninguno de los dos demostró en el cierre que tenga cómo sacar del camino a los favoritos en la carrera al cetro.
Y no se trata de que no puedan, sino de que sus números no calzan con la lógica de la estadística, aun cuando todos sepan que de eso el fútbol respeta muy poco.
En Saprissa, la clave para revertir esos designios está en esa realidad paralela que permiten los clásicos y en la prometida mejoría que deberían traer sus titulares, esos que apenas comienzan a abrirse campo entre las lesiones.
Cartaginés anda por ahí mismo, con un camerino que poco a poco empieza a llenarse de nombres que estuvieron ausentes durante buena parte de la temporada, todas razones empleadas para justificar por qué al subcampeón le costó tanto el andar por el Invierno.
Pero bajo todos esos argumentos también ganan los líderes, que arriban a las series sino con planillas completas por lo menos sí lo suficientemente pobladas.
Florenses y erizos no solo tienen un equipo adicional calentando el banquillo sino que además gozan de la polivalencia de sus figuras, un recurso que expande muchísimo la riqueza de la pizarra.
Y finalmente está también la parte emocional, claramente favorable para rojinegros y rojiamarillos por su cierres y campañas.
Todo ese panorama chocará en dos series que parecen escritas con antelación, pero que aún tienen 180 minutos para aplicar la lógica del favorito o la ilusión del retador.