El dominio del inglés se está convirtiendo en una herramienta básica en el fútbol. Ya es casi tan importante como ser bueno en el juego aéreo y dentro de unos años será tan determinante como patear con las dos piernas.
Jugadores y dirigentes costarricenses ya lo reconocen.
“Es el lenguaje global”, dijo el presidente de la S , Juan Carlos Rojas, antes de confirmar que de las primeras preguntas que un club extranjero hace cuando consulta por un jugador es si este habla inglés.
“Si uno pretende seguir vendiendo jugadores al extranjero el inglés es vital. Así como un futbolista se prepara técnicamente para salir, también debe hacerlo socialmente”, adujo Rojas, quien contó incluso que no a largo plazo podría exigir estudiar este idioma para jugar con el Monstruo.
Pero no solo se trata de una arma mercadológica, se trata de un valor esencial para la adaptación y comunicación en una cancha, es decir, para el éxito deportivo.
Lo puede afirmar Heiner Mora, quien vive una experiencia no muy positiva en Noruega.
“El inglés es un 50% de lo que se necesita para estar bien acá. En la mayoría de países europeos así se comunican los equipos. Es fundamental saberlo. Yo no sabía casi nada y eso me ha afectado un montón”, dijo Mora, quien aún trata de desvincularse del fútbol nórdico.
En proceso. Otro que está en ese proceso de adaptación, pero sí con mejor panorama, es Giancarlo González, del Valerenga. Casualmente también está en Noruega.
“Si lo hubiese traído aprendido hubiese sido más fácil, pero al principio yo no sabía nada. Tuve que estar en clases seis meses, los cuales fueron difíciles”, dijo González desde EE. UU., donde está con la Sele .
“Uno necesita comunicarse con los compañeros en la cancha. El otro central tuvo que sentarse conmigo y enseñarme algunas palabras para entendernos en los partidos. Así he ido aprendiendo. Pero es que hasta para comprar comida se necesita”, manifestó Pipo.
Esto a diferencia de Celso Borges, quien aprendió la lengua desde la escuela, por lo que su transición a Noruega (Fredrikstad) y posteriormente a Suecia (AIK) sucedieron con la mayor tranquilidad.
“De no haber tenido esa buena base de inglés, creo que habría sido súper complicado. Fue vital, porque es la primera herramienta que uno tiene para socializar, porque no es solo que uno juega afuera, sino que vive afuera”, expresó Borges. Colaboró Randall Corella