Solo hay que mirar a la Tricolor que deslumbró en Brasil 2014 para medir la trascendencia de las selecciones menores en Costa Rica: nueve de los 11 futbolistas titulares disputaron al menos un mundial infantil, juvenil o unos Juegos Olímpicos.
El roce internacional que adquieron estos futbolistas en su etapa de formación, probablemente no lo tendrá la mayoría de jugadores que asuman el peso de la ruta hacia Catar 2022.
Sobre todo, porque las dos generaciones que no clasificaron a las últimas cuatro copas del mundo menores (México 2011 y Emiratos Árabes 2013 en Sub-17; Turquía 2013 y Nueva Zelanda 2015 en Sub-20), son las que predominarían en la Sele del futuro.
Según técnicos expertos en formación, la edad idónea de un futbolista para consolidarse en la Mayor está entre los 25 y 26 años.
Es decir, en el papel, a estas dos camadas les tocaría cargar con el peso de la Sele durante el proceso, ya que tendrán estas edades.
“Los jóvenes a temprana edad adquieren en los mundiales un roce con un nivel muy alto. Lo que podría minimizar el daño es invertir en competencia internacional en estos muchachos, pero aún así no se llega a la exigencia de un mundial”, explicó el técnico Geovanni Alfaro, mundialista Sub-20 y Sub-17.
Compensar el fogueo adquirido por los juveniles en una cita mundialista es complicado para la Fedefútbol, debido al gasto económico que conlleva planear una gira por Europa o Sudamérica.
Por ejemplo, potencias como Alemania o España se han ausentado de algunos mundiales menores, sin embargo, cuando esto sucede se concentran en foguear a sus jugadores y en reemplazar la ausencia a la cita con la participación en torneos de alto nivel.
Ginés Meléndez, coordinador de la Federación Española y formador de figuras como Iker Casillas y Xavi Hernández, asegura que parte del éxito de la Roja en Sudáfrica 2010 proviene de su etapa en las inferiores.
Los minutos que sumaron en amistosos, mundiales y Eurocopas menores les permitió acumular el rodaje necesario para asimilar la presión que conlleva disputar un título mundial.
“Iker Casillas llegó a la Mayor con tres medallas en el cuello. Ya sabía lo que era la competencia al alto nivel”, explicó Meléndez, en un congreso técnico realizado en España el año anterior.
No hay casualidad. Rónald González logró la mejor participación juvenil de Costa Rica en su historia, al alcanzar un cuarto lugar en Egipto 2009.
En todo ese proceso Sub-20, este equipo realizó cerca de 45 partidos internacionales.
Sumado a casi 30 juegos más que acumularon muchos futbolistas en categoría Sub-17, al asistir al Mundial de Corea 2007.
El resultado se refleja en tres nombres: Cristian Gamboa, Bryan Oviedo y Marco Ureña.
González considera que la única manera de equiparar, al menos un poco, el nivel de estas camadas es logrando que clasifiquen a los Juegos Olímpicos.
“Ese tiempo perdido no hay como recuperarlo. Si se asiste a un mundial, hay una preparación previa, la eliminatoria, un campamento de cara a la cita y los partidos del certamen. Son muchos partidos de exigencia”, manifestó el extécnico de la Nacional.
Rónald también alcanzó el boleto a Colombia 2009, en donde se proyectaron jugadores como Yeltsin Tejeda y Joel Campbell.
Según Carlos Watson, técnico mundialista menor, la importancia de que los jugadores compitan afuera radica en “poder compararse con el rival de enfrente”.
“El problema de no ir a los mundiales es que existe un riesgo de estancarse; mientras México y Estados Unidos siguen creciendo, Costa Rica se queda atrás”, añadió el estratega.
Celso Borges, mundialista infantil y juvenil, coincide en que es vital llegar al combinado mayor con rodaje en las inferiores.
El crecimiento no es solo futbolístico, sino que también permite mejorar en el manejo de la presión y del entorno.
“Los fogueos y los campeonatos mundiales en selección menor son una etapa vital, Además, se llega más acostumbrado a la Mayor, aunque sea totalmente diferente”, concluyó Borges.
Los técnicos mundialistas:
Carlos Watson, técnico mundialista en divisiones menores: “La ausencia en mundiales se debe suplir disputando grandes torneos internacionales”.
Rónald González, técnico mundialista en divisiones menores: “Lo único que se puede hacer para reparar el daño es clasificar a los Juegos Olímpicos”.
Gerardo Ureña, técnico mundialista en divisiones menores: “Si no se clasifica a un mundial, hay que darle aún más fogueo a las Selecciones”.
Juan D. Quesada, técnico mundialista en divisiones menores: “Los jugadores acumulan más de 50 partidos desde Sub-15 hasta la Sub-21. Queda un vacío”.