Herediano apostará a viejos conocidos en ataque para reivindicar sus pretensiones de título, mientras aún se relame las heridas por su maquiavélica eliminación.
Con un ataque otoñal –Mambo cumplirá 36 en abril y Wálter Silva llegará con 34- el Team intentará demostrar que en el fútbol cuenta la calidad y no los años.
A ellos se sumará Yendrick Ruiz, otro hombre de la casa en un momento ideal con 28 años y su calidad intacta para resolver a un toque en la zona quemante del área penal enemiga.
También está de vuelta otro florense, Leo González, tras una prolongada y exitosa pasantía en la MLS, 35 años, y el capricho de decir adiós en el equipo que ama.
Por lo que uno lee en las redes sociales rojiamarillas, el pueblo está dividido: muchos creen que el onceno se llenará de años cuando se imponía una renovación; otros están felices con el regreso de los hijos pródigos.
En la trinchera del analista a uno le parece que el Team no estaba para campeón. Mucho antes de que Foster emprendiera su marcha infame hacia el centro del campo y convalidara un gol que no fue, el equipo que más ha respetado el gusto por el juego en la historia había dicho adiós al título.
Su juego irregular, reflejado en esa tendencia de ganarle a cualquiera y perder el siguiente partido ante un rival débil, presagiaba un final triste que finalmente se materializó por donde más duele: el fallo de un asistente. Eso desvió la atención del verdadero análisis.
Los heredianos tienen que sincerarse y abrirle espacio a la sana autocrítica: este invierno le dieron la espalda a su histórica línea de toque y circulación. Jugaron más a resguardarse, a esperar a que el rival impusiera las condiciones, cuando por antecedentes les correspondía ir a tentar la victoria.
La autocrítica también vale para el técnico. Esta versión de Odir Jacques hay que repensarla. El osado, atrevido y muchas veces transgresor táctico movido por un afán desmedido en ataque se ha vuelto un técnico calculador y previsible.
Y como las desgracias nunca vienen solas, el Team perdió a su hombre clave Elías Aguilar, en un momento crucial, la etapa de definiciones, arrebatándole al equipo la única posibilidad de reencontrarse con la magia y el desequilibrio que requiere todo campeón.