Alajuela. Aunque se enfrentaban los dos equipos más destacados del certamen de Invierno, Alajuelense y Herediano, el primer duelo de la final no provocó la afluencia de público que los alajuelenses –organizadores del juego– esperaban.
Lógicamente, los aficionados manudos ocuparon las butacas del estadio Alejandro Morera Soto en una amplia mayoría. Tal vez un 95% de esta afición fue la que se instaló en las graderías.
Entre tanto, solo unos 700 fieles del Herediano se hicieron presentes para apoyar a su equipo.
Podría ser que la programación atípica de un lunes por la noche para el fútbol, en plena actividad comercial navideña, haya afectado de manera notoria la afluencia del público al estadio.
Lo que sí fue más que evidente fue el fervor y el bullicio provocados por la afición eriza, anhelante de observar a sus ídolos en la cancha, con la gran ilusión de que el equipo rojinegro diera anoche el primer paso para buscar el cetro.
Sin incidentes. Prácticamente desde el mediodía de ayer, las autoridades del tránsito y la fuerza pública dieron inicio a los respectivos operativos de seguridad en el entorno del estadio y, en general, en la ciudad de Alajuela.
César Cambronero, oficial del tránsito en Alajuela, destacó que la vigilancia y el control policiales dieron resultado, además de que el comportamiento colectivo de los asistentes fue muy bueno.
En esta oportunidad, ni la Doce ni la Garra, como se denominan las barras manuda y florense, respectivamente, cometieron actos irregulares, al menos entre la tarde y las 8 p.m. hora de inicio del juego.
El lanzamiento de serpentinas al campo, por parte de la afición manuda, fue el único factor que afectó el comienzo del encuentro, que se retrasó unos seis minutos.
El estado del tiempo también contribuyó con el ambiente, que se observó esplendoroso y multicolor en la primera noche de la final, pactada a dos por el título.