Cuando un grupo de porristas hacía de las suyas en la cancha del Colleya Fonseca, en una esquina del campo Rooney Mora calentaba a todo tren para ingresar al campo.
El flaco volante herediano era una de las permutas que alistaba Hernán Medford para corregir el rumbo de un equipo que no solo estaba abajo en el marcador, sino también era víctima de la asfixiante UCR.
Cuando Mora le metía calor a su cuerpo, el reloj ya se había comido los primeros 45 minutos de un partido con más tonos azules que rojiamarillos.
El gol de Jonathan Sibaja, apenas al minuto 12, había dejado una lectura clara de que si el Team seguía con la misma propuesta era cuestión de tiempo para que los hombres de Farinha se embolsaran el triunfo.
Sin embargo, tardó Mora en pisar el césped para que el poder del cuadro rojiamarillo superara el querer de la oncena académica.
Medford corrigió desde el banco uno de los puntos débiles expuestos por su equipo, el carril izquierdo, donde Esteban Ramírez era ampliamente superado por Sibaja, escurridizo, punzante, veloz y responsable de los múltiples ademanes de Medford, quien desde la zona técnica les pedía más atención a sus figuras.
Mora incomodó tanto a Sibaja que este empezó a perder fuelle y la U lo resintió.
Cuando Rándall Azofeifa cobró de forma impecable un tiro libre en el minuto 56, el Team enderezó el juego y lo acomodó en el lugar que quería.
Recién había ingresado Antonio Pedroza y el acierto en los cambios heredianos comenzaba a notarse. Después de una corrida de Pedroza, Yendrick Ruiz estableció el 1-2 (65’) que terminó dándoles el triunfo a los visitantes.
La gran diferencia entre el equipo ganador y el perdedor radicó en el material humano disponible desde el banco.
Primero Mora, luego Pedroza y después Esteban Granados le dieron el soporte a Herediano para aguantar la embestida, no efectiva, del conjunto anfitrión.
Guilherme Farinha quiso amedrentar con Josué Martínez, empero, no lo logró, lo mismo con Francisco Rodríguez y James Scott, que no pesaron.
A la U hay que destacarle que provocó cada gota de sudor con la que los jugadores florenses empaparon el uniforme, mas, el esfuerzo no se tradujo en la red por la falta de contundencia en la meta de Leonel Moreira.
Perfectamente los alumnos de Farinha pudieron sacar la victoria, no obstante, entre el querer y el poder se toparon a un oponente que exhibió su jerarquía y supo cuidar el gol de Yendrick.
La mejor evidencia de lo anterior quedó a la vista en el tramo final del partido, cuando los universitarios arrincaron a los florenses y quemaron todos los cartuchos disponibles para empatar. Los rojiamarillos cerraron filas, aguantaron y ganaron.