Buenos Aires. EFE El partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores en la Bombonera, entre Boca Juniors y River Plate, fue suspendido tras una hora y 13 minutos de caos por el ataque, en el túnel de acceso, de fanáticos a jugadores del club visitante, con una sustancia irritante que la prensa local garantiza ser gas pimienta.
Las escenas dramáticas, la confusión dentro de la cancha, que generó ásperos enfrentamientos entre el presidente de River Plate, Rodolfo D'Onofrio, y el técnico de Boca, Rodolfo Arruabarrena, así como la tensión en las tribunas contribuyó a construir la imagen de un encuentro que hoy es denominado “el partido de la vergüenza”.
La falta de solidaridad de los jugadores del equipo local con sus rivales quedó expuesta dos horas y cinco minutos después de los hechos, al insistir en que continuara el encuentro.
Hinchas que permanecían en la grada seguían intimidando con gritos e insultos a la delegación de River, mientras que la policía parecía insuficiente para garantizar el desalojo.
El entrenador del River Plate, Marcelo Gallardo, calificó de “vergüenza total” la agresión que afectó en mayor proporción a Leonardo Ponzio, Leonel Vangione, Ramiro Funes Mori y Matías Kranevitter, que ingresaron en la cancha con los ojos irritados, copiosas lágrimas y evidentes dificultades para ver.
Las imágenes de televisión mostraron que el ataque causó quemaduras a los jugadores.
“Es una vergüenza, no se puede jugar así”, se quejó el creativo Vangioni, de los más afectados.
El volante Matías Kranevitter aseguró que “por diez minutos” no pudo ver y criticó la seguridad: “Había policías y no entiendo cómo hicieron para abrir la manga. Me arde toda la cara”, apostilló.
El médico de River Plate, Pedro Hansing, aseguró que hay jugadores que “están quemados” y que “no pueden jugar”.
El ataque se produjo, según las mismas imágenes, cuando el once del River Plate atravesaba la manga, el túnel móvil inflable que cubre el paso de los vestuarios hacia la gramilla.
Fanáticos que vestían camisetas de Boca son vistos, según las imágenes de la misma televisión, cuando proceden a perforar la protección, al parecer con un instrumento de soldadura.
El árbitro argentino Darío Herrera anunció la suspensión del juego pero no añadió detalles sobre la suerte del encuentro que decidirá un clasificado para cuartos de final, contra Cruzeiro.
Herrera y representantes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) mantuvieron nerviosas consultas en plena cancha mientras iba creciendo un ambiente tenso entre directivos y entrenadores.
Boca Juniors y River Plate terminaron sin goles el primer tiempo del partido de vuelta de los octavos de final de la Libertadores, cuyos graderíos eran ocupados por unos 40.000 hinchas.
El River se impuso en el partido de ida por 1-0 con gol de penal del uruguayo Carlos Sánchez.