Fútbol Nacional

El buchón perfecto y el perfecto buchón

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Le llaman buchón, chupeta, piquín y hasta mamón –apegado a la pelota cual bebé que no suelta el pecho de su madre–. Vive entre la ovación y el repudio del público. El mismo aficionado que se levanta del asiento ante un túnel, dos regates o un taquito le dedicará un madrazo cuando el glotón sume su tercera pelota perdida por no soltarla a tiempo. “Hizo una de más” –dicen los más prudentes críticos–. La afición no perdona una jugada de más, una gambeta de sobra, un ataque que pierde velocidad (en el menor de los casos).








Antonio Alfaro

Antonio Alfaro

Se graduó en la UCR, debutó en la revista Triunfo, hizo carrera en Al Día y hoy, con 30 años de periodismo, vive el partido de pie, al lado de la línea, como estratega de la sección deportiva de La Nación. A veces desearía entrar al campo como en los tiempos del Mundial Corea-Japón 2002 o los Olímpicos Londres 2012, pero lo suyo es hoy el banquillo

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