Al momento de su detención las sociedades ligadas a Minor Vargas adeudaban ¢91 millones a la Caja Costarricense de Seguro Social; hoy, más de dos años después de su aprehensión, ese monto ya supera los ¢148 millones.
Los intentos de la entidad por recuperar esos dineros hasta la fecha han derivado en 45 procesos judiciales por la vía civil y 26 por la vía penal, y ninguno ha culminado en el objetivo esperado.
Las razones son casi evidentes: la primera es que la mayoría de esas empresas cerraron sus puertas hace mucho y con ello cortaron cualquier flujo de ingreso a qué echar mano; la segunda es que no tienen nadie que responda por ellas.
Con su representante legal metido en una cárcel a varios miles de kilómetros de distancia, la Caja se ha enfrascado en procesos que posiblemente no van para ningún lado y eso lo reflejan claramente estos dos años.
De 2011 a 2012 las deudas de esas sociedades pasaron de ¢91 millones a ¢120 millones, duplicando en algunos casos el monto original con que iniciaron. Para 2013 otras, incluso, se cuadruplicaron.
El ejemplo más claro es Ediciones Sanabria, una editorial que en 2011 debía ¢11 millones, para 2012 eran ¢22 millones y al día de hoy la cifra llega a los ¢40 millones.
“La institución ha realizado los trámites cobratorios contra esas empresas, hecho las gestiones de cobro judicial por el total de las deudas y por otro lado los procedimientos de denuncia penal contra los representantes, pero esos son todos los instrumentos que tenemos a mano”, afirmó Luis Diego Calderón, director de la unidad de cobros de esa institución de salud.
Calderón explicó que para casos como estos la Caja también puede echar mano al embargo y remate de bienes, pero de momento todo lo que podía haber ya está en manos del Ministerio Público.
“Si la empresa es inactiva pues al asunto es más complicado porque no está generando ingresos y si no tiene bienes las posibilidades de recuperación van a ser difíciles, en el caso de las demandas penales esta es contra el representante legal”, finalizó el funcionario.
Rolando Vargas, hijo del exempresario, aseguró que no tiene conocimiento de ninguna de esas deudas ni ha recibido ninguna notificación al respecto, pero que aunque así fuera, tampoco tienen los dineros con qué hacer frente a algo “de lo que no eran parte”.