De Gea solo supera a Keylor en la estatura y en el valor de su ficha. El español mide 1,93 metros y el tico 1,87. Y en cuanto a euros, el Manchester recibiría 25 millones (¢14.780 millones) por el gigantón, mientras que el Levante vendió a Navas en 10 millones (¢5.912 millones).
Es decir, David es 2,5 veces más que Keylor en términos económicos, nada más. Porque en lo futbolístico, una estadística del portal Goal.com, dejó claro quién es quién. De Gea no es el gigante infalible que muchos pregonan. Uno supondría que con semejante estatura sería el amo de las alturas, pero su nota en este renglón en su récord histórico es 6.
También leemos cada semana crónicas en donde se ensalza su ubicación, como una virtud para estar siempre en la trayectoria de la pelota. Sin embargo, la nota es de 6,5. En control del área y las acciones que se desarrollan allí, su promedio es de 6. Eso significa que el famoso “líbero con guantes” apenas cumple.
Otro número que inquieta es su cuota de responsabilidad o tendencia al error, en acciones que terminan en gol, pues tiene nota 5. En lo que sí sobresale es en paradas, con una media histórica de 7.
Si tomamos en cuenta que en todas esas casillas Keylor puntuó durante su última campaña como titular en Levante en 7,2 como promedio, caemos en la cuenta de que no hay tal diferencia entre ambos.
El tema se vuelve clave ahora que Iker partiría al Oporto y, si Rafa Benítez cumple su palabra de dar oportunidad a la calidad, lo de Navas como dueño del arco merengue por fin podría cuajar.
El Madrid reparó en De Gea porque su zaga no atina arriba en la liga BBVA ni en la Champions . El problema se agrava por la impericia de Iker para ir al primer vértice del área chica o al corazón de esa zona quemante y antesala de gol.
Pero con números que pintan otra realidad, De Gea tendrá que sacar lo mejor que tiene para superar a un Keylor que lleva ventaja en reacción, ubicación y remates detenidos. Si pesa lo futbolístico, a Navas podría ocurrirle lo mismo que vivió en el Levante, con el uruguayo Gustavo Munúa: los hinchas lo adoptarán rápido a punta de paradones, desvíos y mano a mano resueltos a favor. Si pesa lo extrafutbolístico y salta a escena la discriminación, el fantasma de Iker solo se habría puesto el traje de De Gea.