Cristian Oviedo se despidió con un penalazo, de rabona

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Ya el inicio fue más emotivo de lo que los ojos de Cristian podían soportar. Entre mariachis, juegos de pólvora, videos de homenaje y unos 7.000 feligreses alborotados, la catedral del fútbol alajuelense le sacó las lágrimas a Oviedo y sentó el previo de un partido inolvidable para el gran “5” rojinegro, el de su adiós definitivo.








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