La Selección Mayor sufrió anoche un aterrizaje forzoso en Ciudad de Panamá.
El equipo patrio fue obligado a poner los pies en la tierra tras una presentación irregular que pagó con derrota 2-1.
Panamá no solo le recordó a la Sele el sabor amargo de perder, tras 13 juegos sin probarlo, sino que le enseñó que los experimentos suelen dejar malas impresiones.
La Tricolor lució descompuesta, especialmente en la primera parte. No hubo una idea clara de juego ni intenciones de poner en aprietos a una selección veterana que juega de memoria.
Los problemas de la Mayor empezaron atrás, justo en la zona que se supone debe construirse el resto del equipo.
Los panameños aprovecharon las bondades de una retaguardia insegura, cargada de goteras e imprecisiones.
Los dos goles canaleros retrataron a la perfección las debilidades de una zaga que pecó de improvisada.
En el primer tanto, al minuto 17’, Lemark Hernández descuidó su carril, la pelota llegó al centro donde Keyner Brown y Dave Myrie perdieron sus marcas, y Blas Pérez, con el olfato de un depredador natural, liquidó al portero Esteban Alvarado.
En el segundo gol ocurrió lo mismo; la defensa, increíblemente pasiva, no respondió, Alvarado quedó indefenso tras dos remates y Luis Tejada con toda la calma sacudió las redes.
La escuadra canalera bien pudo firmar un marcador de escándalo en la inicial, pero no tuvo la tranquilidad para sacudir aún más a una defensa tica que dio pena en el arranque.
Mientras la Mayor pecaba en el campo, el técnico Paulo Wanchope envió señales de no dar con las soluciones para corregir el pobre desempeño de los nuestros.
Mejoría tardía. Después del entretiempo, la Sele cambió su desempeño sin llegar a ser aquel equipo capaz de levantarse de la lona y remontar con furia.
Francisco Calvo tapó las deficiencias heredadas por Lemark Hernández y la parte baja mejoró; al menos no exhibió tantos agujeros como en el primer acto.
Celso Borges tomó el control de la pelota y niveló la cintura, una zona en la que David Guzmán no desentonó.
Bryan Ruiz asumió un papel más decisivo y desequilibrante que sirvió para bajarle las revoluciones a un oponente que es conocido por no tener la cabeza fría para proteger una ventaja.
Al 66’ Ruiz le envió un pase largo a Marco Ureña, este se metió al área y acabó derribado.
Álvaro Saborío, quien ingresó de cambió, firmó el descuento con un lanzamiento preciso.
A la Mayor hay que reconocerle que intentó emparejar el marcador al cierre, pero también hay que ser claros en que no hay tallas disponibles para todos los que vistan el uniforme tricolor.
En Panamá quedó un invicto que llenó de orgullo a nuestro país. Hoy Costa Rica está de nuevo con los pies sobre la tierra.