Cartago. En un encuentro trabado por el juego brusco y las entradas arteras, Cartaginés venció a Alajuelense y avanzó a la final del la Copa Popular, en la que se enfrentará al Deportivo Saprissa.
Bajo una leve lluvia, los protagonistas disputaron cada balón con intensidad, muestra de eso fue la plancheta que le lanzó Andrés Sanabria a Osvaldo Rodríguez, apenas en los primeros minutos.
El estratega manudo, Óscar Ramírez, apostó por un esquema atípico, guiado por la urgencia de balancear el marcador global que estaba 2-1 a favor de los azules, o quizás porque el martes enfrenta al Cruz Azul en México.
Alajuelense cambió la línea de cinco por una de cuatro y más sorprendente aún, salió sin un contención natural, dicha tarea la desempeñaron Pablo Gabas junto a Osvaldo Rodríguez, jugadores que son más duchos en la ofensiva.
Durante los minutos iniciales, la intensidad eriza anuló el sistema medular del Cartaginés.
Al 12’, Pablo Gabas cobró una falta en los linderos del área que la finiquitó Jonathan Mc Donald, quien se reecontró con el fútbol desde aquella infantil expulsión en la final del certamen anterior.
El consentido de la afición. En nuestro fútbol hay pocos jugadores que logran una comunión con la gradería. El caso de Randall Chiqui Brenes es poco común.
En el inicio del segundo tiempo, el delantero de 31 años, relevó a Néstor Monge para darle una mano a Andrés Lezcano en la ofensiva .
Con solo entrar al campo, con ese aire santista que emula lo vivido en Brasil, la afición del Cartaginés estalló en júbilo al ver pequeño heredero del dorsal “10”.
Desde ese entonces, el partido se decantó para los brumosos, al 59’, Pablo Herrera ubicó al joven lateral, Kevin Vega, quien se aventuró al ataque para marcar el 1-1.
Pocos minutos después, Mc Donald le pegó un puñetazo criminal a Vega, lo que dejó en evidencia que el turbulento delantero manudo no aprendió su lección.
Aún así, el árbitro Andrés Alpizar, no lo vio o no se atrevió a expulsarlo, a pesar de los acalorados reclamos de todo el banquillo azul.
Poco a poco la intensidad manuda se perdió entre la bruma. Fue así como Carlos Hernández y Johan Condega recuperaron el control de la media cancha.
Al 82’ Randall Brenes cabeceó en el área, para poner el 2-1 definitivo. El Chiqui corrió para saludar a su gente y darle un beso al escudo que lleva en su camiseta.
Aunque la afición brumosa, havisto ese mismo gol varias veces, siempre lo celebra como si fuera el primero.., pero el tanto de ayer puede que haya sido la despedida, mañana el Chiqui viaja a Noruega.