Cartago. La fotografía que ilustra esta nota es un registro de felicidad, esa que expresan dos protagonistas, quienes, para muchos, estaban en deuda con la fiel afición del Cartaginés.
Christian Bolaños abraza a su compañero Carlos Hernández tras el instante crucial del minuto tres, cuando una magnífica devolución de Bolaños puso en el cañón del Zorro la munición suficiente para explosionar en las redes del meta Adrián de Lemos.
El dios del tiempo, que todo lo pone en su lugar, va dando la razón a los dirigentes azules, tras los fichajes, primero de Hernández y luego de Bolaños, ambos salpicados por la polémica.
Ayer, en la gestación de un triunfo vital, estos mediocampistas con trayectoria internacional crecieron de principio a fin como las figuras más destacadas de un juego apenas regular.
¡Dieron espectáculo! “Si concretáramos las tantas opciones que se pierden en cada partido, las circunstancias serían más favorables para nosotros; sin embargo, lo importante es que hoy (ayer) sacamos los tres puntos” , comentó Hernández en la zona mixta del estadio Fello Meza, al final de los 90 minutos.
“Hemos pecado por ansiedad –agregó el Zorro–, hay compañeros que deben tener más calma a la hora de definir. Esos son detalles que se trabajan con insistencia en los entrenamientos, porque en estas instancias, cuando estamos cerca de clasificar, no se puede perdonar de la forma como lo hicimos ante el Santos.
“Lo importante es que dependemos de nosotros mismos; de ahí que la responsabilidad sea exclusivamente nuestra, pero eso lo tenemos todos absolutamente claro en nuestro equipo.
“Pienso que poco a poco vamos tomando el ritmo y el estilo de juego que pide Claudio (Ciccia)”, puntualizó Hernández.
El otro criterio. “Yo tengo claro el aporte que tanto Carlos como yo tenemos que dar, porque para eso nos contrataron”, argumentó a su vez Christian Bolaños.
“Somos los más experimentados y, en consecuencia, a nosotros se nos exige más que a los demás. Pero eso, lejos de preocuparnos, más bien nos motiva a mejorar partido tras partido”.
Christian abraza a su compañero Carlos. Y los dos celebran. Sin duda, una instantánea a pleno fútbol, un retrato de felicidad. Colaboró Fernando Gutiérrez