Sin un juego muy vistoso o efectivo, Alajuelense regresa de Panamá sin pena. El empate ante Chorrillo tiene el efecto de eliminar definitivamente a los canaleros y no altera los planes para recibir al Cruz Azul en el cierre de la fase de grupos de la Concachampions .
La misión del 21 de octubre, en el Morera Soto, seguirá siendo la misma: evitar el triunfo azul.
De vuelta al partido de ayer en el estadio Maracaná, el gol de Kenner Gutiérrez parecía encaminar a los manudos a un triunfo fácil.
Pero el local defendió con las uñas sus últimas aspiraciones en el torneo, empató con prontitud para el definitivo marcador de 1-1, y pudo buscar algo más en la inicial.
Todo eso fue antes de que el aguacero y la adecuación táctica de Óscar Ramírez permitiera a los ticos hacerse con el control de la pelota en la segunda parte del juego.
Nervios. La Liga empezó con el juego a su disposición. Lo señalaba la facilidad con la que José Guillermo Ortiz se enfrentó, sin éxito, al buen guardameta Juan Eliceiry, al 16’.
También la forma en que Gutiérrez aprovechó las inocencias de marca para anotar, al 18’, en un córner cobrado por Álvaro Sánchez.
La reacción local no se hizo esperar y pronto pasaba Patrick Pemberton a ser el portero asediado.
Al 19’ el meta erizo le quitaba la anotación al mediocampista Jhamal Rodríguez. En el tiro de esquina consiguiente también tuvo que intervenir para evitar el gol.
Y unos minutos después ya no pudo hacer más. Al 23’, Sergio Moreno se adelantaba a la zaga rojinegra para la paridad en la pizarra.
Los canaleros mejoraron, tomaron confianza y aprovecharon los desaciertos de una Liga que le costaba trasladar el balón y cubrir bien los espacios. La defensa sufría por tramos con una línea de tres que ayer lució extraña, en parte por la necesidad de improvisar a Johan Venegas como lateral derecho debido a la lesión de Kevin Sancho.
Perdonar en la luvia. La complementaria se jugó casi toda bajo un diluvio, en el que Alajuelense mejoró y dominó el juego.
Mas ese control no llegó a verse reflejado en el marcador. Ortiz se la volvió a pegar al portero, Kenner falló en enderezar un tiro libre y Rodríguez no pudo más que asustar a Eliceiry con un remate lejano.
Los ingresos de Allen Guevara, al 65’, y Pablo Gabas, al 75’, tenían por objetivo agilizar más el ataque manudo y buscar ese gol de la tranquilidad. Pero más bien los ticos se fueron dando cuenta de las virtudes de volver con un empate.
En cambio, Chorrillo vivía sus últimos minutos en el torneo, la igualdad le dejaba sin opciones y por eso intentó buscar algo más, siempre con falta de precisión en el último cuarto y con la táctica fija casi como única arma.