Al final no fue una ligera rayería, sino una tormenta eléctrica incontenible. A la Liga le bastaron solo 15 minutos para afianzarse en la punta del certamen.
El retrato del partido así lo refleja: la Liga no tuvo adversario.
En gran parte por sus virtudes pero también por las marcadas limitaciones de su contendiente.
Fue un equipo sólido, con claridad en la ejecución de las acciones de peligro, buena elaboración en la mitad del campo y solvencia para rotar a sus futbolistas.
Los volantes manudos cambiaban sus posiciones con naturalidad y sin ninguna traba.
Parecía un recital de la Sinfónica Nacional, contra un grupo de músicos novatos que sufrían para culminar una tonada.
La eficacia manuda para llevar la pelota de pie a pie se vio desde el primer minuto con Luis Miguel Valle y Osvaldo Rodríguez creando juego desde atrás.
Carlos Discua, enchufado, penetró con facilidad por todos los flancos, acompañado por el dinamismo de Jonathan McDonald y Guillermo Ortiz en ofensiva.
Belén no presionó la salida rojinegra y evidenció un serio problema para frenar los embates manudos en el último cuarto.
La división entre la línea de mediocampo y la retaguardia era muy marcada, lo que le permitió a los manudos pisar el área belemita con mucha facilidad.En apenas seis minutos, Armando Alonso abrió la cuenta luego de una buena fabricación por el costado izquierdo.
Para colmo de males, dos minutos más tarde cayó el segundo tanto, gracias a un autogol del defensor herediano César López.
La respuesta del local fue nula en la cancha y desde el banquillo, pues cuando el técnico Juan Cruz quiso reaccionar, ya el partido estaba más que liquidado.
La Liga, en cambio, salió en busca de más celebraciones.
Retrocedió algunos metros, invitando a los heredianos a salir del encierro y el atrevimiento les salió caro: Carlos Discua, de media distancia, anotó el tercero cuando el reloj marcaba el cuarto de hora de la primera etapa.
Y muy rápido, a los 35 minutos, una buena acción por la derecha le permitió al ariete Jonathan McDonald perforar las redes de Ronny Fernández por cuarta ocasión en el compromiso.
No es exagerado decir que el marcador se quedó corto. La Liga no frenó sus arremetidas por los costados y Rodríguez perdonó un cara a cara con el arquero.
¿Qué pasó con Belén en ese primer tiempo? Inexplicable. Un equipo que juegue así solo puede aspirar a no descender.
En el inicio de la complementaria un nuevo autogol, esta vez de Carlos Acosta, apagó cualquier ilusión belemita.
La Liga se encargó de tocar la pelota de costado a costado, casi como si fuera un entrenamiento.
Mientras que Belén encontró el gol de la honra en pies de Bryan López. Solo para maquillar.