Alajuela. Liga Deportiva Alajuelense desabrochó anoche el partido ante Carmelita rapidito y con buena letra.
Con solo cuatro minutos de partido ya ganaba, gracias a un gol de Allen Guevara, la pasividad de una defensa visitante y una asistencia de Álvaro Sánchez, quien en esa ocasión archivó el individualismo.
Lo terminó de abrir con dos anotaciones al cierre de la primera parte (minutos 38 y 44, por medio de Armando Alonso y Sánchez).
Tales contrastes, para los carmelos, hicieron que el cuadro de la barriada alajuelense se terminara de ir de bruces y le restaron misterio al choque.
Siempre trataron de jugar y de respetar el espectáculo, y eso es algo que se le debe reconocer a Carmelita; sin embargo, de buenas intenciones...
Entre el primer gol y el remate rojinegro, algo intentaron los carmelos; sus insinuaciones pecaron de elaboradas: siempre hicieron una o dos jugadas de más.
Su jugada con mayor peligro corrió por cuenta de Elías Palma: un “arrollado” suyo casi termina en autogol.
Después de eso, poco o muy poco..., hasta que llegó la estupenda anotación de Alejandro Aguilar.
Aquel golpe de camerino dado por Guevara (imparable) le encarriló el juego a los manudos ante un adversario que llegó en la luna de Valencia y que no entendió que el partido empezaba a las 8 p. m.
Anoche, los alajuelenses tocaron bien la pelota y ahí se vieron superiores y más armados que sus contrarios.
Los carmelos no dieron ni medio asomo de aquel equipo que le pegó a la Liga en la primera vuelta y sobre la misma (deteriorada) gramilla del Morera Soto.
Tal vez la ausencia de su entrenador, Orlando de León, pesa más de la cuenta.
Alajuelense dejó finiquitado el asunto en la primera mitad y no es nada atrevido afirmar que pudo irse al descanso con las cuentas más abultadas.
Con mejores decisiones, sobre todo en la inicial, y mayores revoluciones, más que nada en la complementaria, los manudos podrían haber firmado una paliza de verdadero escándalo.
En todo caso, la Liga hizo lo que debía por la forma cómo se presentó el partido: imponer su jerarquía ante un equipo que anoche fue claramente inferior.