“Este equipo tan multicolor nos entusiasmó a todos en Sudáfrica”, señaló Wulff en la ceremonia de entrega, en presencia de los jugadores, del entrenador y de la canciller Angela Merkel, que se ha hecho una agran aficionada al fútbol desde que accedió a su puesto poco antes del Mundial-2006 en Alemania.
“Este equipo con jóvenes de origen diferente mostró a Alemania como un país de inmigración, en lo que se convirtió desde hace tiempo”, añadió el presidente conservador, cuando un debate sobre la integración de los extranjeros, en particular musulmanes, agita el país desde el verano.
Por primera vez en su historia, la ‘Mannschaft’ se desplazó a Sudáfrica con un equipo en el que había varios jugadores de origen extranjero, entre ellos dos de sus estrellas, Mesut Özil, de padres inmigrantes turcos, y Sami Khedira, cuyo padre es tunecino.