Eduardo Li salió fúrico del auditorio del Proyecto Gol tras escuchar a Jorge Luis Pinto ofrecer unas declaraciones que él considera que ensuciaron el trabajo de demasiados miembros de la Fedefútbol y jugadores de la Sele .
Fue en la conferencia de despedida y agradecimiento del técnico, una que se planeó con precisión en busca de una salida elegante para las dos partes.
Lo hizo con paso rápido, en persecución del colombiano que sorpresivamente acababa de tirar a la basura un pacto de confidencialidad sobre una serie de conflictos ocurridos antes y durante el Mundial de Brasil 2014.
Contó que lo encontró sentado en su propia oficina, casi que con una sonrisa burlona.
“Con toda la lealtad con la que yo lo sostuve a usted en el puesto, porque nadie más lo apoyó tanto, y ¿que ahora haga esto? ¿A mí, a la Federación, al país? ¿Solo porque usted cree que está por encima del bien y el mal? ¡No me joda!”, le gritó Li al timonel.
Confiesa que era tanta la rabia, que poco faltó para que la situación escalara un nivel más.
Después de ahí, hubo carta blanca para quien quisiera revelar los choques que tuvieron con el técnico, los cuales se mantuvieron bajo la alfombra para proteger la convivencia.
Historias. Todo eso sucedió el jueves. Pero ayer todavía salió humo de la cabeza de Li. Lo suficiente para no ocultar más cómo el estratega supuestamente calificó de “maricón” al mediocampista Christian Bolaños frente a todos sus compañeros por llegar con unas tenis doradas a una concentración.
O cómo se peleó con Bryan Ruiz, cuando este le solicitó, en representación del equipo, que suspendiera un entrenamiento en la tarde debido a las lesiones por fatiga que estaban sucediendo. Citó la fractura de estrés de Álvaro Saborío.
“Por ser el capitán, le dijo que ya habían hecho todo el campamento, que viajaban el día siguiente a Estados Unidos y que de todas maneras entrenarían en la mañana. El señor terminó diciendo que él mandaba y la tomó con Bryan frente a todos, como siempre”, agregó Li.
Tampoco dejó fuera que se metía a medianoche a las habitaciones de los jugadores en el hotel de Proyecto Gol para ver si estaban ahí y que en la Copa de Oro y el Mundial sufrieron amonestaciones de la organización. La primera por insultos a una juntabolas y la segunda, por no querer cumplir con las exigencias de FIFA en los tiempos.